domingo, 28 de octubre de 2007

Comando Odio a los rojos http://odioalosrojos.blogspot.com/


Un comando pro terrorista ha aparecido en la red y se dice llamar Odio a los rojos. Porque el terrorismo no es únicamente poner bombas o arrasar comunidades, es un lenguaje de desprecio y la descalificación al otro por sus ideas y puntos de vista, sumado a los llamados al asesinato. En ese blog se amenaza a Raúl Wiener, con quien podemos tener una y cien diferencias, pero jamás desconocer ante todo su calidad humana, demostrada una y mil veces a todos los que lo queremos, y su valor intelectual en un país en el que éstos se cuentan con los dedos de la mano; porque una de las características clave de un intelectual es el debate, y Wiener jamás lo rehuye, quien sea el que tenga al frente. En ese sentido, repudio las amenazas a Raúl.

En mi anterior artículo, Habla Sendero, justamente hacía referencia a las informaciones sobre la continuidad del pensamiento senderista o filo senderista en determinados ámbitos como en La Cantuta. Haciendo la salvedad de que existe sin duda una clara intensión manipuladora y desinformativa en el sentido de, como dice Raúl, levantar a Sendero para favorecer a Fujimori y a toda la alianza pro impunidad, pro autoritarismo y lava corrupción que hoy en cierta medida conduce el país. Y señalaba que así como día a día nos enfrentamos a esa forma de gobernar y hacer política, me parecía incoherente no hacerlo con la misma fuerza hacia el filo senderismo y violentismo sin propuesta que pretende tumbar toda institucionalidad y que se apoya en un discurso clasista.

Toca hoy confrontar a esta vertiente violenta recreada en un blog, heredera o quizá hecha por la misma gente que sigue pensando que el terrorismo de Estado o de derecha se justifica. Odio a los rojos es una muestra de la intolerancia y la violencia que subyace en la sociedad peruana apañada por un estado de cosas que pretende imponer una verdad oficial, o al menos darle mayor valor a la verdad oficial. Continuidad de los fuegos verbales de gobernantes, de los sermones ultra conservadores, de las amenazas de Rey, de la representación del fujimontesinismo. No son nuevas esas manifestaciones, sólo que ya no se solapan en las portadas de Correo, de Expreso o de La Razón, sino que en su blog abiertamente llaman al asesinato, así como Sendero lo hizo en sus medios de comunicación justificando la llamada guerra popular.

Tengo la impresión de que la guerra civil en nuestro país no ha acabado, es más, creo que no comenzó con Sendero. Hoy su hilo conductor se fusiona a otros discursos de desprecio hacia el que le planta cara al gobierno o al poder establecido. Los gobernantes se llenan la boca de las maravillas que implica el desarrollo económico, pero califican de primitivos a los que desnudan sus aberraciones teñidas de modernidad, como la intensión del Ministro de Agricultura de comercializar la Reserva del Bahuaja Sonene. Eso para no ahondar en la burla hacia los líderes o Presidentes Regionales que hace mucho exigen diálogo serio y no obediencia debida a un presidente desbocado por la impopularidad creciente.


En ese contexto de guerra continua no es de sorprender que ahora Odio a los rojos sea un nuevo vocero de lo que Mariategui no puede decir en Correo. Necesitan el anonimato de un blog para llamar a la muerte, o lanzar amenazas a personas que dan la cara a las intenciones de seguir dividiendo al país entre los buenos modernizantes y los bárbaros arcaizantes. Pero ese cuento no se los vamos a aceptar; el terror que pretenden instaurar, similar al de sus siameses senderistas es igual de condenable. No son nada más que la manifestación de la continuidad de la guerra que nadie ganó.

Guerra sobre la que los que se suponen ganadores ahora engarzan toda una teoría de crecimiento y de privatización como panacea; guerra que en lugar de acercarnos es utilizada para favorecer intereses, para levantar fantasmas y para satanizar el pensamiento libre. Porque la libertad tiene que luchar diariamente contra los sentidos comunes del odio y de la exclusión instalados en el poder y en los márgenes. Nuestro actual gobierno está conducido por una persona que por sus impulsos de trascendencia, al igual que en su tardía juventud, nos enfrenta a unos con otros sin pensar en las consecuencias y utiliza lo que tenga que utilizar, sean millones de soles en un censo o a la jueza Lizarraga, para levantar su popularidad. A la sombra de ese gigante del desatino crecen proyectos como Odio a los rojos.

Alexandro Saco
28 10 2006

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