sábado, 23 de enero de 2010

Derechos o libertades: falsa disyuntiva


En el debate entre los derechos y las libertades, pareciera que necesariamente hay que privilegiar a unos en desmedro de otros. Es decir, existe la tendencia a justificar, en los países que han avanzado en consolidar derechos, la falta de libertades, y viceversa. Cuando nos referimos al país X, en el que la salud y la educación se encuentran garantizadas con estándares aceptables para toda su población, y observamos que no existen libertades políticas, se responde con otra pregunta: ¿acaso son libres los humanos que viven en la pobreza? Y si lo analizamos desde el otro ángulo resaltando que en el país Y existen libertades políticas a pesar de la pobreza, se nos dice que esas libertades son irrelevantes cuando no se han resuelto los derechos sociales básicos como salud y educación.

Desde esa perspectiva, se trata de una discusión interminable, por lo que acaso sea lo idóneo identificar alguna otra entrada. Esta podría ser la siguiente: los derechos cuando se consolidan vía una aplicación estatal de políticas que busquen la equidad, se convertirán en bases sobre las cuales los humanos puedan desplegar sus capacidades; esos derechos son el piso mínimo que cada humano requiere para desarrollarse. De esa forma el derecho a la salud y a la educación, por ejemplo, son la base fundamental para el logro de las libertades. Pero no de las libertades entendidas como un aprovechamiento de condiciones mejores para unos y limitadas para otros, sino como la posibilidad, desde esas bases que conforman los derechos, de aspirar a lograr lo mismo un humano que otro independientemente de su ubicación social, geográfica, económica, sexual o condición física.

Los derechos de ese modo dejan de ser fines, pasando a ser medios para posibilitar el desarrollo de las libertades y de las capacidades. No hay pues una contradicción ni es alternativo escoger entre unos y otros, sino que existe una secuencialidad inherente a una construcción política y económica sana. Cuando la consolidación de derechos se da pero las libertades se truncan, es que el Estado justifica el logro de los derechos para perpetuar un poder o un régimen; cuando las libertades políticas se muestran como prueba de la democracia a pesar de que los derechos sociales no se han logrado, es que el sistema político se conforma con una aparente libertad social, pero sólo se está maquillando un sistema inútil para avanzar hacia la igualación de expectativas.

Es indicativo que a pesar de existir otras formas de interpretar la realidad para proponer salidas a los estancamientos sociales, algunos marxistas asuman que el materialismo histórico es la única interpretación válida de la realidad y en consecuencia las modificaciones necesarias para una sociedad mejor, deban pasar irremediablemente por sus fundamentos como la lucha de clases. Del mismo modo es inaceptable que el neoliberalismo pretenda, y hasta cierto punto haya logrado, apropiarse del discurso de las libertades para seguir sosteniendo que será el mercado el que asigne equitativa y libremente los recursos. Ni lo uno ni lo otro; ambos pensamientos que a primera vista pueden resultar contrapuestos, se imbrican ya que no aceptan que sí existe alternativa para ser aplicada a la realidad, que supere sendas limitaciones.

Si bien la forma en que el poder está repartido en el planeta, y las consecuencias de su ejercicio en una serie de dramáticas situaciones es responsabilidad de la apuesta capitalista llevada al extremo con el neoliberalismo, no se puede dejar de reconocer que las apuestas por un socialismo real han derivado también en aberraciones injustificables. Por ello, se hace claro que los regímenes que han llevado su creencia política al extremo requieren justamente incorporar mecanismos, conceptos, ideas y prácticas de la vertiente opuesta.

Finalmente, si hay que elegir frente a la disyuntiva planteada al inicio de este texto en relación a los derechos y las libertades, podríamos preguntarnos: ¿qué es más inherente al humano como ser que piensa y que razona y que por eso mismo se diferencia de los hermanos animales, qué es justamente lo que le permite ser lo que es? Creo que básicamente es la expresión de su pensamiento, la posibilidad de expresarse frente a tal o cual situación, sin que necesariamente eso le signifique castigo o hasta la muerte. Si bien los derechos sociales son absolutamente necesarios para lograr una sociedad más desarrollada, la libertad de expresarse políticamente y aspirar a cambiar las cosas precede al ejercicio de aquellos derechos, porque los impulsa. Pero esa es una respuesta ante una disyuntiva que sería mejor evitar, para dedicarnos a construir los derechos como la base de las libertades sociales e individuales.

Alexandro Saco
3 12 2009

No hay comentarios.: