viernes, 20 de enero de 2006

CHIRAC-BOMBER

A tono con los vientos que soplan sobre Irán, el presidente de Francia, Chirac, ha delineado la actual postura francesa sobre la utilización de armas nucleares. Dos aspectos a considerar: Se podría dirigir un ataque atómico contra estados que utilicen métodos terroristas contra Francia, o para garantizar los aprovisionamientos energéticos.

En el primer supuesto habría que saber cuál es el rasero que llevaría a responsabilizar a un Estado por los ataques terroristas. En todo caso, en la actualidad es mucho más sencillo determinar el terrorismo de Estado de algunos países, que establecer una categorización que una a grupos terroristas con determinados estados. Experiencia cercana sobre ese despropósito la tenemos en Irak, en la que se pretendió asociar sí o sí al gobierno de Sadam Husein con el 11 de septiembre. Es decir, lo de Chirac suena a justificación para tomar las represalias no según la realidad, sino según los intereses en determinado momento. Hay decenas de grupos terroristas en el mundo que podrían atacar a cualquiera de los que Chirac llama aliados, y con ello la justificación se cumpliría.

El segundo supuesto no esconde mucho y no recurre a las contorsiones intelectuales que estamos acostumbrados a oír para justificar el colonialismo, es claro y conciso: se pueden usar armas nucleares para garantizar los aprovisionamientos estratégicos. En este caso no hay generalidades. Dada una situación en la que asuntos como la energía o las rutas de comercio estén, a consideración de Francia, poniendo en peligro sus aprovisionamientos, las armas nucleares podrían entrar en la pugna. En un mundo en el que cada día los recursos energéticos son más escasos, esa amenaza debe ser considerada global.

El momento es indicativo. Las grandes potencias encaramadas en el Consejo de Seguridad de la ONU, que permite el genocidio en Irak, no se ponen de acuerdo para llevar al banquillo a Irán. El club de los países que poseen arsenales nucleares funciona coordinadamente, las inscripciones están cerradas. Pueden estar tranquilos las no potencias que las poseen de que no serán atacadas y no se les inventará alguna historia para justificar una invasión; los otros, la mayoría de países del mundo sin DNI nuclear, son pasibles de la invención de algún peligro planetario y posterior invasión y bombazo nuclear. La lógica colonial, hoy 20 de enero de 2006, pervive transparente.

Las potencias se alinean. El monstruo es Irán, país que no ocupa a otro, pero que posee ingentes recursos energéticos. La excusa la dan las declaraciones y la posición de su presidente, sobre todo cuando les recuerda a los europeos su responsabilidad en el holocausto judío. Si bien Amadineyab ha entrado en confrontación con Israel y emitido declaraciones condenables, en Medio Oriente la desestabilización mayor proviene de otras estrategias, en las que existe la intensión de arrinconar a Siria e Irán y terminar sojuzgando a la región.

El silencio de los otros miembros del club nuclear, ante una declaración como esta, es complicidad. En el caso de Irán, que no posee armas nucleares, la reacción fue instantánea. Francia vía Chirac hoy señala que considera usar las armas nucleares y hasta el momento ninguno de los estados que se preocupa tanto por las plantas iraníes ha pronunciado palabra al respecto. Ese silencio se puede entender como un acuerdo. Francia ha sido elegida para amenazar al mundo hoy que una actitud de los EEUU, en ese sentido, luego de sus invasiones fracasadas, hubiera sonado a escándalo.

La secuencia trazada ni se toma el trabajo de redactar un nuevo guión. Presidente impresentable, país con recursos energéticos, amenaza fundamentalista, armas nucleares así no las haya, Consejo de Seguridad, potencias reñidas que luego se ponen de acuerdo, invasión y muerte. El planeta como banquete con invitaciones VIP: arsenal nuclear. Y que a nadie se la vaya a ocurrir desarrollar esta vertiente de la ciencia, el coro de medios masivos se encargará de satanizarlo, injustificarlo, y luego deshumanizarlo: Irak.

El peligro y la inseguridad mundial provienen de proyectos estratégicos en los que las potencias urden y tratan de concordar sus intereses. Si les conviene usan el Consejo de Seguridad de la ONU como Santa Inquisición, sino les conviene, la ONU no sirve. La corte suprema del mundo hoy habló a través de su vocal ponente: Chirac-Bomber; silencio en la sala, pero no en el exterior.


Alexandro Saco
20 1 2006
Civilización
www.radiosanborja.com

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