La sorpresa con la que se sigue tratando a Ollanta Humala en algunos análisis y medios de comunicación hace pensar que los Humala vinieron del planeta Humalax en platillo volador. La realidad es que esta familia está completamente insertada en nuestra sociedad, desde Cuzco hasta la Lima de clase media. Hoy parece evidente que la familia Humala se ha dividido entre los consecuentes con el absurdo etnonacionalismo y el desviado nacionalista y contaminado Ollanta.
Acaso haya una categoría clave para entender la tendencia en la intención de voto actual. Más allá de validar o renegar del nacionalismo, lo cierto es que esta gruesa definición le sirve como escaparate a Ollanta. Esto lleva a pensar que el alejamiento de los partidos y candidatos, rebazados hoy, de este aspecto del imaginario político peruano, fue un error del que es casi imposible recuperarse. Asombra también que un importante sector de la izquierda, que supuestamente se encuentra más cercana al concepto y la práctica nacionalista, ponga el grito en el cielo cuando un candidato lo reivindica. Y deja con la boca abierta que ante una presunta convocatoria congresal muchos liberales hayan aceptado mansamente ir en la lista.
Por su parte la derecha anquilosada y sus medios de comunicación, creen que horrorizándose por las declaraciones del padre trabajan una estrategia a favor de su candidata. Lourdes Flores es una mujer respetable e inteligente, pero a la que le es imposible ser natural en medio de un pueblo joven. Por su parte Alan García en la desesperación de la caída constante, han reavivado el discurso confrontacional: derecha rica, directorio del BCP, cuando hace unas semanas era el candidato de los empresarios. Valentín Paniagua, un presidente que tuvo el coraje de poner la mano dura cuando se debía enfrentar a la mafia y los encerró, no es un candidato, es un estadista; Andrade lo hubiese hecho mucho mejor.
Es cierto que Ollanta Humala se está dejando rodear por un grupo de interesados y hasta mafiosos con los que debe estar acordando algún tipo de reparto del poder, y de cierto sector del empresariado que demuestra que no importa quién sino cómo. Pero también hay que preguntarnos si Ollanta será en el caso de ganar un títere de esos intereses o los dejará de lado al estilo Fujimori. Hay algunos que hasta teorizan con la posibilidad de un golpe al Congreso para legitimar sus intenciones o una convocatoria constitucional.
Lo cierto es que este candidato se ha subido en la ola sudamericana actual. Hoy tres de enero ha recibido un espaldarazo de Hugo Chávez y de Evo Morales en el Palacio de Miraflores, lo que le ayudará más de lo que pueda perjudicarlo. Ambos mandatarios han solicitado la unidad de la izquierda peruana, equivocando la perspectiva, porque los que estamos en Perú sabemos que Ollanta no representa un voto de izquierda.
Mientras la campaña contra Ollanta se centre en el padre, el hermano, en Evo o en Chavéz, la intensión de voto no aminorará. Algunos medios han contribuido tenazmente a avivar esa estrategia política y han llegado hasta el burdo antisemitismo. Cuando si dedicarán más tiempo o espacio a las propuestas de los candidatos les harían un favor.
Fujimori estaba ahí y nadie lo vio; la gente percibió que Mario Vargas Llosa se adaptó al sistema y lo abandonó. Toledo estaba ahí y lo satanizaron hasta que los insultos se convirtieron en su escudo; la gente percibió que Fujimori era el sistema y lo fue abandonando. Ollanta estaba ahí y nos pasamos cinco años teorizando con los tres candidatos hoy desgastados que nunca pudieron remontar ser parte de lo mismo. ¿Se convertirá en eso Ollanta?
Aclaración necesaria
He recibido varios correos de conocidos y de desconocidos señalando que mi posición es apoyar la irrupción de Ollanta o avalar las barbaridades del etnonacionalismo. Ni lo uno ni lo otro. A Ollanta lo entrevisté una vez en Radio San Borja y nunca más lo vi, y el etnonacionalismo es una ideología que va totalmente en contra de mi principal aspiración: la libertad.
Alexandro Saco
3 1 2006
Civilización
www.radiosanborja.com
miércoles, 4 de enero de 2006
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