martes, 26 de diciembre de 2006

Levitar y gritar en google

Google a hecho públicas sus estadísticas sobre los lugares más buscados el 2006 en internet. Luego de la acostumbrada serie de intereses de los usuarios, presenta los más buscados en la categoría: cómo hacer algo. En ese rubro de búsqueda ocupan el cuarto y quinto lugar: gritar y levitar. Detrás de todo lo que normalmente ocupa el interés de las sociedades de consumo, la aparición de estas dos acciones de escape, refleja un grado de corte con la realidad que es interesante interpretar.

¿Cómo gritar? A primera vista la pregunta parece inútil. Pero acaso en un mundo en el que el grito disfrazado se ha institucionalizado, la pregunta cobre otra característica. Los que hacen y deshacen la legalidad nacional o internacional no tienen necesidad de levantar la voz hasta los límites de lo audible. El grito es el discurso que se impone, la verdad oficial propagada de manera sofisticada. Esos gritos vienen envueltos de un mensaje que no quiere ser confrontado. Mientras tanto, el grito real, el que reclama y confronta los dogmas religiosos o económicos, es condenado a la marginalidad. El grito de una comunidad andina a la que le matan el agua es terrorismo, el grito de un pueblo destrozado como Irak atenta contra Occidente, el grito de las naciones sin Estado es un insulto a la institucionalidad mundial, mister Ban Ki moon.

Gritar es una de las salidas al desprecio. Gritan todas las manifestaciones, gritan los que impotentes ven cómo su gente se muere de hambre o de bombas, gritan los que lamen el suelo en busca de una gota de agua mientras la Coca Cola controla los pozos en la India. Ese es el grito válido. ¿Por qué los internautas, que generalmente no son los que gritan en las calles, andan buscando que se les explique cómo gritar? Será que la voz se ha debilitado, que la rutina no deja ni ver el mar una tarde con viento. Es alentador que la gente quiera saber cómo gritar, y con eso pueda aprender a gritar no sólo con la voz, sino confrontando a cada mafia suelta convertida en empresa legalmente constituida, como las que en el Perú matan en las carreteras, en las minas o semi esclavizan en agro exportadoras.

La otra búsqueda reiterada en google el 2006 de cómo hacer algo se refiere a: levitar. El deseo de elevarse por los aires ahora que nos dejamos vencer por una silla frente a la pantalla del la computadora o el timón del auto, suena bien. La levitación existe. Hay pocos humanos en el planeta que la logran, aislados de las imágenes de Occidente. Si unos lo pueden deberían poderlo otros. Gente levitando en Montreal, en Ankara, en San Sebastián, en Olso, en Lima, en Caracas, en La Habana, en Nairobi. Qué enorme revolución lográramos si sólo una persona levitará sobre las ciudades y la pudiéramos ver en vivo y en directo, como tanto grito que transmiten los medios.

Levitando espero al hombre que quiero, dice la mujer que flota sobre un malecón del Mediterráneo. Mientras la gravedad, no de la Tierra, si no de la dinámica comercial y laboral nos crea pies de plomo que nos impiden elevarnos, millones de gentes en internet buscan cómo levitar. Siguiendo esa buena onda me sumaré a ellos. Buscaré qué hacer para levitar. Lo más probable es que no lo logre, pero al menos imaginaré flotar. Y si otros logran levitar, pueden también gritar, y de hecho su voz será más oída porque cuando uno mira hacia arriba se empequeñece; eso lo saben los que diseñan iglesias.

Algunos pensábamos que el tiempo y el espacio ya habían envuelto de conformidad a casi todo el mundo. Las estadísticas de google reavivan. Que el grito y la levitación se extiendan hoy es una lluvia en el rostro, un rayo de sol de fin de año en el corazón. Tenemos mercado, economía, consumo, guerras preventivas, Naciones Unidas, CNN, Alan García, la TV llena de fundamentalistas religiosos.

La invitación al grito y a levitar puede hacer mucho más que la oposición política a las arbitrariedades cotidianas. ¿Acaso podrían meter a la cárcel a un levitante que surca las ciudades por los aires? Lo más probable es que nuestros legisladores diminutos logren imponer una norma que sí, que penalice el levitar, y cuando lo logremos sea un delito. Foucault escribió Vigilar y castigar sobre las formas del control social a los cuerpos y a las libertades. Mejor levitar y gritar en lugar de vigilar y castigar.

Alexandro Saco
25 12 2006

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