sábado, 20 de enero de 2007

Podredumbre mariateguista

Si José Carlos Mariategui despertara, se espantaría al ver en lo que han degenerado sus espermatozoides. En un director diario que cual mono con metralleta riega sus complejos, un aniñado que desde su pulpito se dice liberal pero es troglodita, un tipo que detrás de algunas lecturas esconde su profunda ignorancia de la realidad social del país y del mundo, un reaccionario que no hace más que gritar que vienen los bárbaros. Un estalinista neoliberal, que como una veleta recurre a datos y hechos para justificar su ánimo nocturno que endilga cada día en sus columnas.

Aldo M. delira. No hace más que destilar fascismo desde sus columnas y portadas que mansamente se aceptan. Representa a lo peor del Perú, al extremismo que dice combatir, a la violencia de la que se pretende alejar. Es el tonto útil de todos los que piensan que el Perú es Lima, y Lima es San Isidro o La Molina y los indios apestan. Es un cómplice ideológico de los comandos paramilitares que ven en un sanmarquino a un senderista, en un socialista a un extremista. Y lo más triste de todo es que salvo Raúl Wiener, nadie en este país es capaz de decirle sus verdades a este neomacarchicha.

Pero así como existe la libertad de expresión que hace que este fascista insulte a medio Perú, existe la respuesta. Aldo M. no merece un análisis de su interrumpido desarrollo político emocional, ni un debate de ideas, porque todos los que hemos debatido alguna vez con él sabemos de su arrogancia que no aguanta argumentos y lo lleva todo a extremos. Aldo M. merece ser desnudado, acusado y combatido frontalmente, porque lo que menos necesita este país hoy es un atrevido que vilipendie a todo pensamiento distinto. Tanto dice combatir a Sendero, pero no es más que un senderista de los medios de comunicación. Porque se asemeja a ellos en la intransigencia, en la destrucción del rival convirtiéndolo en enemigo, y en crear realidades inexistentes para justificar sus insultos, con su amigo invisible que le proporciona las más alucinantes estrategias políticas.

En una interpretación amplia, el terrorismo es el acto por el cual una persona o grupo genera miedos o terror desde determinada instancia. Desde hace mucho las columnas y las portadas de este director fascista eso es lo que hacen: generar un terror y un miedo inexistente con cada alucinada que tiene él o su amigo invisible. No tenemos porque aceptar a nuevos terroristas en el país, sean estos armados o mediáticos. El terrorismo mediático existe hoy en el Perú y todos sabemos quién lo representa. Se adhiere de los miedos más profundos de nuestra sociedad para sus fines, estigmatiza a todo el que no piense como un falso liberal y lo acusa de senderista. Ubícate Aldo M., baja de tu nube y enfrenta los problemas con ideas y no con estereotipos. Dónde ha dejado las ideas el director de diario, no las conocemos, no las vemos. Sólo percibimos un cúmulo de lugares comunes, tan tristes como los que Abimael lanzaba desde su jaula. La jaula de Aldo M. es su dogma.

Lo de Aldo M. no es ni derecha, ni neo liberalismo, ni conservadurismo, es burdo desconocimiento, ese que es atrevido, que no anda ni desanda, sino que contenta a los que quieren matar a todos los cholos del país porque por ellos estamos como estamos. El simplismo llevado al extremo, normalizado, que acobarda a todos los que deberían responder, y no lo hacen ya que como se trata de un director de diario pues habrá que darle un lugar. El lugar de Aldo M. en el las ideas peruanas está en la basura. Al lado de todos los pensamientos violentistas y recalcitrantes que han llevado muerte y destrucción, escudados en libertad, en este caso de expresión.

Aldo M. merece únicamente respeto como persona y a su intimidad, así él denigre la de los demás día a día. Todo lo que hace en su participación pública periodística es despreciable y hay que combatirlo. Su fascismo no puede seguir envenenando a nuestra sociedad, su vulgaridad y malacrianza debe limitarse a su casa, su terrorismo mediático debe ser denunciado, sus complejos ideológicos desnudados hoy.

Si este pseudo periodismo sigue siendo asimilado, legitimará la violencia, a la ultra derecha asesina. A Sendero los creyeron abigeos. A Aldo M. se le ve hoy como producto de la libertad de expresión. Esa libertad, en todo caso tiene también el derecho de combatir a los que se visten de liberales pero no son más que esclavos de una ideología totalitaria, que hoy cuenta con más de un medio de comunicación para su falsa guerra ideológica.

Alexandro Saco
17 1 2006

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