lunes, 1 de setiembre de 2008

Gisela y los monstruitos de la TV

Frente al magalismo institucionalizado en el que los medios caen, lo que hace Gisela en TV es más sano para nuestra salud mental. La invasión a la intimidad y la tergiversación, en muchos casos está tipificada en el código penal; sólo quedaría proceder. El magalismo, que de hecho no es cosa nueva, se ha fortalecido en el Perú desde la segunda mitad de los noventa. Ante eso, tener a Morella Petrozzi y a Pachi Valle Riestra dando clases de arte los sábados en la noche para todo el país, es más productivo.

El discurso de Gisela (más allá de su real personalidad) no es destructivo. Al contrario, en las dos décadas que tiene al aire, su imagen e influencia ha sido más positiva que negativa. Además tiene encanto, y eso no se compra en Miami. Mientras, el magalismo tiene un saldo horrendo. Pretende normalizar la calumnia, la injuria y la difamación, y lo más triste de todo, se le ha otorgado carta de ciudadanía a esa forma vil de ganar sintonía.

Hace poco repitieron el programa de Fuego Cruzado de abril de 1991 en el que el invitado era Augusto Ferrando. Ahí MMedina dijo, entre varias otras cosas, más o menos lo siguiente: “lo peor que podía hacer un conductor de TV era dar lo que le gusta a la gente”. Los que han visto ese video, comprobarán que lo dijo de manera aun más categórica. Pasados los años, no me cabe duda de que el legado de Ferrando es mejor que el de MMedina. No porque Ferrando haya sido un ángel, sino porque más allá de sus limitaciones, no necesitaba mostrarse ni mostrar basura para el éxito de Trampolín a la Fama.

¿Qué es lo que sucede en alguien que sostenía con total convicción todo lo contrario a lo que ahora hace? Complejos, inseguridades, pero básicamente venderse al dinero; lamentablemente no es la única mujer que en nuestra TV lo hace. Pero lo más criticable, es que todos los que hemos hecho comunicación en medios masivos, sabemos sin duda alguna cual es el límite entre lo que se narra u opina, y la mala intensión, la codicia y la venganza. Usar un medio de comunicación masiva para hundir a otros no es producto de la presión del rating, es consecuencia de una incapacidad para ejercer el rol de comunicador.

Por eso es lamentable que un comunicador como Bortiz caiga tan fácilmente en el magalismo. Bortiz quizá sea el que mejores reportajes para TV hace en el país, y revitaliza los medios cuando regala libros en la puerta de un colegio o reivindica a los animales; pero cuando se deja llevar por los celos, es atroz. Y no es el caso de Gisela el que lo muestra en su peor faceta, sino lo que sucedió hace poco, cuando la emprendió contra una fotógrafa que presentaba una muestra sobre las víctimas del terremoto de Pisco. Bortiz no puede con su genio y no va a cambiar; al menos queda esperar que nos entregue de vez en cuando algunos reportajes soberbios o que recupere el ánimo que tuvo en los años finales de la dictadura. Miyashiro no es un hombre de TV y menos comunicador.

Volviendo a Gisela, la crítica a Bailando por un sueño va por otro lado. Si bien el programa debe mostrar una situación por la que valga la pena luchar, hay un exceso, debido a que el premio, como es natural, es sólo para uno de los concursantes; pero todos han debido exhibir su sufrimiento. Sufrimiento real, pero que finalmente es ingrediente necesario para la sintonía. Si el medio de comunicación no puede aliviar el sufrimiento de tantos, es impropio mostrarlo y mostrarlo durante meses. Pero como la contaminación del negocio televisivo ha superado todo reparo, lo obsceno es normalizado.

Con todas sus limitaciones, prefiero ver los cuerpos bailando en un mensaje no destructivo ni canalla. La danza es un arte, y el programa de Gisela al menos está motivando a que la gente baile o vea bailar y aprenda algo de eso. Es interesante también que actores de verdad se hayan incorporado al programa, dejando de lado algunos prejuicios que desde el teatro se tiene hacia la TV de masas. Bailando por un sueño sigue un guión y de seguro varias cosas estén arregladas, pero así y todo es definitivamente mejor que la fetidez institucionalizada del magalismo y de sus seguidores ocasionales o discípulos aventajados.

Alexandro Saco
31 8 2008

No hay comentarios.: