No es una confrontación entre izquierdas y derechas, sino entre liberales y conservadores.
Lo más interesante de AAR es que aprendió mucho desde su incursión en los medios de comunicación allá en 1999, en el programa Rueda de Prensa en Canal N. Ahí compartía la mesa con Mirko Lauer, Juan Paredes Castro y Fernando Rospigliosi. En aquellos tiempos finales del fujimorismo, Lauer y Rospigliosi demolían los argumentos oficialistas, mientras que AAR los procesaba de una forma distinta. Luego de la tercera juramentación de Fujimori producida en el pentagonito el 2000, y con un clima insostenible, AAR comentaba que en unos meses, con un par de grandes inversiones se produciría una vuelta de página y todo para adelante.
Por eso creo que AAR aprendió mucho; el periódico le permitió superar la mirada del mundo desde la lógica económica y tecnocrática de APOYO. Ahí la inteligencia. Los años al frente de Perú 21 le permitieron llevar a niveles interesantes el análisis y la opinión política, con una sencillez admirable en el leguaje escrito, y coloquial en el hablado desde que es parte de RPP. Perú 21 fue tomando la forma de la libertad y la pluralidad que se reflejaba en sus páginas, hasta que la falange conservadora dejó caer la guillotina.
Y es que en el país no sólo existe una confrontación entre izquierdas y derechas, sino otra más trascendente entre liberales y conservadores, que tanto en la derecha como en la izquierda se ubican. El liberalismo, al que AAR se acerca en derechos y libertades, pierde. Varios que se proclaman liberales son proto fascistas, cucufatos y no saben dialogar con la gente común y corriente. AAR respondía los correos sin una pizca superioridad, mientras otros en su lugar no aceptan la mínima observación y exigen disculpas por criticarlos.
De hecho Perú 21 se ha dejado llevar en algunas ocasiones por determinadas fiebres políticas; pero no ha sido parte de las confabulaciones a las que otros medios se suman. Al contrario, durante sus años ha reflejado en sus páginas causas que pocos levantan o reseñan en un medio de llegada nacional. Y en la sección opinión, ha permitido que la batalla de las ideas se mantenga vigente, como debe ser.
A El Comercio le queda grande esa pretensión de ser el referente escrito deliberante en política nacional. Apuesta a reflejar que vivimos en un país en el que los problemas se solucionarán por inercia, cuando los conflictos se resuelven con acciones que deben apuntar a variar ciertas estructuras. Si el país mantiene vivos una serie de choques y estos se expresan en algunos casos en violencias, lo que compete a los medios es encontrar y explicar las razones de ese desborde, y no convertirse en ecos del conservadurismo. Si se necesita conocer audios en los que se vende el país al peso, es inapelable que los medios lo hagan público, sin dejar de investigar los intereses que existen detrás.
¿Pueden decidir las empresas propietarias de medios de comunicación qué se dice, cómo se dice y hasta cuándo se dice? Los comunicadores y periodistas crean un espacio que está más allá de la propiedad legal de los medios de comunicación y que no es patrimonio de nadie, sino de todos los que se sienten parte de él. Los recientes hechos demuestran otra vez lo caduco de la relación entre periodismo y propietarios de ciertos los medios; pero a su vez atisban con mayor interés las nuevas posibilidades de comunicación.
Como vemos, no se trata de limitar las expresiones de lo que se denomina izquierda o grupos antisistema, sino de recortar, disimuladamente y hasta negociando intereses empresariales, la libertad de expresión y de confrontación a un gobierno y a un partido que de mafia tienen mucho. El nuevo director de Guillotina 21, se deslegitima desde el momento en que asume esa conducción; de hecho parece que ese cargo recaerá en alguien tan opaco y cuadriculado como los voceados Althaus o Valenzuela.
Los tiempos son perfectos para ver la cara, oír la voz, leer los textos de todos los actores de la escena política. Como otros hechos antes, la guillotina aplicada por el grupo El Comercio, nos permitirá ver quiénes se acomodan y quiénes ejercen su libertad de expresión y de pensamiento, en esta pugna de fondo entre conservadores y liberales.
Alexandro Saco
16 11 2008
Lo más interesante de AAR es que aprendió mucho desde su incursión en los medios de comunicación allá en 1999, en el programa Rueda de Prensa en Canal N. Ahí compartía la mesa con Mirko Lauer, Juan Paredes Castro y Fernando Rospigliosi. En aquellos tiempos finales del fujimorismo, Lauer y Rospigliosi demolían los argumentos oficialistas, mientras que AAR los procesaba de una forma distinta. Luego de la tercera juramentación de Fujimori producida en el pentagonito el 2000, y con un clima insostenible, AAR comentaba que en unos meses, con un par de grandes inversiones se produciría una vuelta de página y todo para adelante.
Por eso creo que AAR aprendió mucho; el periódico le permitió superar la mirada del mundo desde la lógica económica y tecnocrática de APOYO. Ahí la inteligencia. Los años al frente de Perú 21 le permitieron llevar a niveles interesantes el análisis y la opinión política, con una sencillez admirable en el leguaje escrito, y coloquial en el hablado desde que es parte de RPP. Perú 21 fue tomando la forma de la libertad y la pluralidad que se reflejaba en sus páginas, hasta que la falange conservadora dejó caer la guillotina.
Y es que en el país no sólo existe una confrontación entre izquierdas y derechas, sino otra más trascendente entre liberales y conservadores, que tanto en la derecha como en la izquierda se ubican. El liberalismo, al que AAR se acerca en derechos y libertades, pierde. Varios que se proclaman liberales son proto fascistas, cucufatos y no saben dialogar con la gente común y corriente. AAR respondía los correos sin una pizca superioridad, mientras otros en su lugar no aceptan la mínima observación y exigen disculpas por criticarlos.
De hecho Perú 21 se ha dejado llevar en algunas ocasiones por determinadas fiebres políticas; pero no ha sido parte de las confabulaciones a las que otros medios se suman. Al contrario, durante sus años ha reflejado en sus páginas causas que pocos levantan o reseñan en un medio de llegada nacional. Y en la sección opinión, ha permitido que la batalla de las ideas se mantenga vigente, como debe ser.
A El Comercio le queda grande esa pretensión de ser el referente escrito deliberante en política nacional. Apuesta a reflejar que vivimos en un país en el que los problemas se solucionarán por inercia, cuando los conflictos se resuelven con acciones que deben apuntar a variar ciertas estructuras. Si el país mantiene vivos una serie de choques y estos se expresan en algunos casos en violencias, lo que compete a los medios es encontrar y explicar las razones de ese desborde, y no convertirse en ecos del conservadurismo. Si se necesita conocer audios en los que se vende el país al peso, es inapelable que los medios lo hagan público, sin dejar de investigar los intereses que existen detrás.
¿Pueden decidir las empresas propietarias de medios de comunicación qué se dice, cómo se dice y hasta cuándo se dice? Los comunicadores y periodistas crean un espacio que está más allá de la propiedad legal de los medios de comunicación y que no es patrimonio de nadie, sino de todos los que se sienten parte de él. Los recientes hechos demuestran otra vez lo caduco de la relación entre periodismo y propietarios de ciertos los medios; pero a su vez atisban con mayor interés las nuevas posibilidades de comunicación.
Como vemos, no se trata de limitar las expresiones de lo que se denomina izquierda o grupos antisistema, sino de recortar, disimuladamente y hasta negociando intereses empresariales, la libertad de expresión y de confrontación a un gobierno y a un partido que de mafia tienen mucho. El nuevo director de Guillotina 21, se deslegitima desde el momento en que asume esa conducción; de hecho parece que ese cargo recaerá en alguien tan opaco y cuadriculado como los voceados Althaus o Valenzuela.
Los tiempos son perfectos para ver la cara, oír la voz, leer los textos de todos los actores de la escena política. Como otros hechos antes, la guillotina aplicada por el grupo El Comercio, nos permitirá ver quiénes se acomodan y quiénes ejercen su libertad de expresión y de pensamiento, en esta pugna de fondo entre conservadores y liberales.
Alexandro Saco
16 11 2008
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