domingo, 7 de junio de 2009

Amazonía: forma = fondo


En relación al rechazo de los pueblos originarios amazónicos a los decretos legislativos que afectan sus territorios y su libertad, se pretende crear el sentido común de que se trata básicamente de un asunto de forma: no haber consultado con ellos la aplicación de estas normas, dejando de lado compromisos internacionales como el asumido con la OIT. Pero así como en el arte, en la política casi siempre forma y fondo no se pueden desligar. Es decir, la falta de consulta no es una omisión, sino algo intrínseco a la decisión gubernativa que refleja el grado antidemocrático del régimen.

Lo que está en cuestión es la perspectiva de país que tenemos o no. Y para construir esa perspectiva hoy, los gobiernos no se pueden limitar a observar el escenario interno; así como para el comercio o las finanzas se habla de una interrelación global de la que somos parte, el caso de los recursos amazónicos es inseparable del proceso de deterioro ambiental y de la reacción mundial frente al calentamiento global. Es decir, consecionar para explotar alegremente una selva inscrita en el Estado peruano pero patrimonio universal y ancestral, es ir en contra de lo que exige el reto global de conservación.

Gobierno arcaico

Como en muchos otros procesos, los gobernantes peruanos pretenden ingresar a las corrientes mundiales pero llegan desfasados. El mundo hace por lo menos una década viene girando de un enfoque extractivo y depredador, hacia una lógica en la que el equilibrio ambiental sea la base para cualquier inversión o proceso productivo. En el Perú los discursos de modernidad que hoy oímos y se pretenden imponer, son arcaísmos en la política del siglo XXI. Por eso la historia escribirá que entrando al tercer milenio el país no se había librado aún de los lastres del siglo XVIII.

Eso sucede porque más allá del caso de los decretos legislativos, la democracia en boca de los gobernantes es un discurso sin sustento práctico. Elementos fundamentales de este sistema son la consulta y el valor del voto de cada ciudadano para aceptar o rechazar situaciones que lo afecten; pero cada vez que un colectivo ha exigido o tomado acciones para ejercer ese principio, han sido los gobiernos democráticos los que se han comportado anti democráticamente. Si en el país se apelara a las consultas vinculantes sobre problemas locales, regionales o nacionales, es seguro que tendríamos por lo menos la mitad de conflictos sociales.

Válvulas de escape

De hecho existen particularidades en cada uno de los conflictos que hoy se dan en el país, pero todos son susceptibles de ir hacia una resolución si se aplicara el principio fundamental de la democracia: la consulta vinculante expresada a través del voto. Producto de ello nuestra política debería dar un salto para implementar las decisiones de determinado grupo social. Si un distrito, una etnia o una región decide a través de un proceso de consulta rechazar un proyecto extractivo, pues esa expresión democrática deberá ser la pieza base para tomar decisiones al respecto; si decide aceptar tal o cual inversión, del mismo modo esa decisión es la base del proceso a seguir.

Pánico al desarrollo social

Los canales que hoy existen frente a los problemas que se generan en el país, que en muchos casos son causados por la lacerante visión conservadora hacia las regiones, necesitan regresar al origen democrático para buscar resolverlos: la voluntad individual y grupal como orientación. Hoy en el país lo que existe es un pánico frente a los cambios urgentes y necesarios que se requieren para aspirar a un desarrollo social. Ese desarrollo sin duda pasa por limitar el poder que los gobiernos asumen como algo impermeable. Ese poder es una construcción que pertenece a cada uno de los peruanos; ir en contra de un grupo de peruanos ejerciendo ese poder, ilegitima el mandato gubernativo por que contradice su esencia.

Se trata de recuperar el sentido de la democracia antes que convertirla en un vestido para las galas. La democracia no es llevar al país a votar cada cinco años, sino construir, sustentar y fortalecer las decisiones desde el ejercicio del poder. En el caso de los decretos legislativos que afectan a los originarios amazónicos, la salida la más adecuada, será anular esas normas, para sobre esa base iniciar un nuevo entendimiento. En el debate político, legal y conceptual sobre la procedencia de los decretos en cuestión el gobierno y sus voceros han sido derrotados. La selva amazónica es tan vital que es inaceptable que su destino esté en las manos de los que hoy gobiernan.

Alexandro Saco
23 5 2009

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