domingo, 21 de febrero de 2010

Matrihomo: progreso o barbarie


El 14 de febrero varias parejas se unieron en matrimonio simbólico en el malecón de Miraflores. Ante la imposibilidad de reconocimiento legal que enfrentan en el Perú las uniones de personas del mismo sexo, el movimiento por la igualdad de derechos y libertades hizo bien en convocar a esta acción. Este debate reaparece cada cierto tiempo en el país, pero nunca como hasta la fecha un probable candidato presidencial lo ha colocado como parte de su agenda básica, lo que obliga a los otros tener una posición.

Teniendo en cuenta ello y estando próximos los procesos electorales, sería oportuno ir observando las propuestas de gobierno en relación al tema. Si hay algo que representa el progreso frente a la barbarie en las sociedades humanas, ello sin duda es la capacidad y posibilidad de que la ley no haga distingos de ningún tipo entre seres humanos, que nacemos iguales pero en el camino optamos por una manera de asumir nuestra relación con los demás y con nosotros. Por eso, las propuestas políticas que se oponen a que todas las personas tengan los mismos derechos, están del lado de la barbarie.

Siempre habrá aquellos que justifican la diferencia apoyándose en la religión que trae consigo la supuesta verdad. Pero como sabemos esa verdad, generalmente, es sólo el pretexto para mantener a la gente en un estado de dependencia que se traduce en acciones y crea sentidos comunes excluyentes. Es necesario por eso señalar hasta el cansancio que las religiones pertenecen la esfera personal y hasta intima de cada humano, por lo que cuando pretenden cruzar ese límite sus intenciones deben ser enfrentadas. Y si un grupo adscrito a tal religión decide aplicar sus dogmas, está en toda la libertad de hacerlo, pero no de influir sobre decisiones de política pública o de gobierno.

Si bien algunos pensamos que el matrimonio civil o religioso no tiene nada que ver con el compromiso que uno tiene con su pareja ni con los sentimientos, y que además no es garantía de absolutamente nada, sí aceptamos que los humanos que vean en esa opción la alternativa a seguir están en su derecho. Por eso es necesario incluir en la normativa civil el reconocimiento del matrimonio de las personas del mismo sexo para que accedan a todos los derechos de una unión heterosexual, así como implementar toda la legalidad necesaria para ir hacia una igualdad.

Pero en el Perú sucede que existe un grupo ultra conservador, muy bien incrustado en distintos niveles de la acción pública y privada, que encuentra hábilmente la manera de travestir su intolerancia para presentarse como defensores de supuestos valores y tradiciones mayoritarios en la sociedad. Y así la mayoría de la población piense que los homosexuales no deben tener los derechos plenos (lo cual no se puede determinan debido a la forma en qué se hacen las encuestas), en una sociedad libre ello no es impedimento para que la ley proteja a quienes deciden qué hacer con sus vidas. Claramente, como en otros temas, unos pocos impiden el avance de las libertades.

La opción sexual toca la fibra central del fundamentalismo religioso, porque es el espacio íntimo aquél en donde el ser humano es lo que es. El control social ejercido por las religiones justamente pretende seguir disponiendo de ese espacio para así mantener el relativo poder que ejerce. Es clave entonces trabajar desde todo frente para que la sexualidad y la intimidad en general, sean un espacio en el que ni el Estado ni la religión puedan inmiscuirse.

Algunos podrían señalar que este asunto no es una prioridad en la escena nacional habiendo tantos otros temas que resolver. Pero en una sociedad que aspira a ser democrática, la libertad nunca es accesoria sino columna fundamental. Los regímenes totalitarios y las etapas más oscuras de la humanidad han encontrado en la homosexualidad un pretexto para controlar al diferente. Es claro entonces quiénes están del lado del totalitarismo y de la barbarie. Por eso, marcaré una línea irreversible entre las propuestas políticas que nos vean a todos como iguales y las que no.

Alexandro Saco
19 2 2010

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