sábado, 11 de setiembre de 2010

Entre Bayli y Cipriani (El cuervo)


Para nadie es desconocida la influencia del sector más conservador de la iglesia católica en el Perú, representado por el Opus Dei y una serie de grupos aun más radicales en sus posiciones frente a diversos temas. Una de las razones de que el país sea un ámbito clave de la pugna al propio interior de la iglesia, es que un peruano promovió la Teología de la Liberación, que colocaba a la iglesia en una perspectiva más cercana a lo que buscaron sus fundadores incluido el propio Jesús.

Lamentablemente, la hegemonía al interior del catolicismo se ha alejado de los principios básicos que emanaron del involucramiento y defensa hacia los desposeídos. La historia muestra que generalmente la iglesia ha tomado partido por una serie de causas en alianza con Estados que han impuesto guerras, y hasta ha llegado a promover ella misma invasiones llenas de sangre como Las Cruzadas, para no hablar de lo sucedido en la conquista americana o la inquisición.

Todo ello no debe dejar de lado que en su interior existen distintas alas, unas más cercanas a los principios originales, otras llenas de la ambición por ejercer el poder. Y eso es natural, ya que la distinción entre Estado e iglesia es un proceso que se viene produciendo en los últimos siglos y que en sociedades como la nuestra no termina de cuajar, como lo evidencian los compromisos legales que el Perú mantiene con la iglesia católica en abierta discriminación a otras religiones. La construcción del Estado laico es una tarea constante que algunos políticos ven interesadamente como un ataque al catolicismo.

Asuntos distintos

Es entendible que la iglesia católica pretenda seguir influyendo abiertamente en la política. Es el imperio que más años de vigencia tiene sobre la Tierra; si bien su deliberación directa sobre el destino de las sociedades ha mermado, sigue conservando una estructura vertical en la que un Rey o Papa gobierna, y que establece sus decisiones absolutamente al margen de su feligresía. Si la representación católica se sometiera a la elección de sus fieles, de hecho la jerarquía no sería la misma en el Perú ni en otros lugares. Pero finalmente la organización de la iglesia es asunto interno de ésta y ella verá cómo lo resuelve.

Por eso mismo, la organización y decisiones externas a la iglesia son asuntos independientes de las creencias de las religiones. Así como las personas no adscritas a ninguna iglesia y hasta las que pertenecen a éstas no podemos decidir cómo se reparte el poder en la jerarquía, las iglesias no deben influir en las decisiones y orientaciones de las políticas públicas de un país. Es una cuestión elemental, los estados están encargados de velar por el bienestar social con medidas y acciones objetivas, mientras que las iglesias fundamentan su labor en lo más subjetivo que pueda existir: la fe. Esa fe el Estado la respeta y la protege, pero no la debe hacer suya bajo ninguna situación.

Neo cruzados

No es casual la influencia de los grupos ultraconservadores en el Perú y en otras sociedades. Éstos ahora desarrollan una estrategia muy bien elaborada, para incrustar a sus miembros en instancias clave como ministerios, medios de comunicación, grandes empresas. Esta es una respuesta colectiva frente a los retos del mundo actual, por lo que el propio discurso fundamentalista católico ahora se reviste categorías más amplias creando ambigüedades como la defensa de la vida, en relación a la sexualidad. Muchos de los más radicales grupos católicos se denominan Provida. Se trata de una denominación inteligente, ya que en principio promover la vida es una causa válida.

Pero lo que sucede realmente es que este discurso busca mantener al Estado secuestrado en temas que tienen que ver con uno de los últimos campos de control social: el cuerpo humano y las decisiones sobre éste. Si se logra controlar la reproducción y el ejercicio del placer, se puede manejar un aspecto social muy relevante. Así se entiende mejor el debate bizantino sobre la naturaleza abortiva o no de la AOE: no se discute si un grupo de células son un ser humano o no, sino a través de ello el control sobre las libertades humanas.

Freud, Bayli y Cipriani

En ese contexto la discusión entre Bayli y Cipriani, no es un show mediático únicamente, sino abarca aspectos clave para la aspiración de lograr un Estado que otorgue a todos sus miembros las mismas posibilidades de ser lo que desean ser. Ya lo explicaba Sigmund Freud mejor que nadie en su obra El futuro de una ilusión: la religión se monta sobre el sentimiento oceánico, ese que hace al ser humano entregar frente a las cosas que no comprende su voluntad al océano inmenso (fe, creencia) que todo abarca; ese océano en su magnitud es capaz de explicar y responder todo, ya que la voluntad del humano aceptará esa respuesta. Pero también señala Freud, que si bien la mayoría de la humanidad alberga el sentimiento religioso, existe otro grupo de seres humanos que no albergamos ese sentimiento y que igualmente podemos ser seres de bien. La religión acaso sea una forma de buscar el bien, pero no la única.

Alexandro Saco

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