domingo, 14 de mayo de 2006

Alan y tabú

Alan es el tótem al que los notables de la tribu Perú le dejan ofrendas y dan compromisos en el Maria Angola o en el Casino de Miraflores. Pero los totemistas deben andar preocupados con la encuesta nacional de Apoyo que según Alfredo Torres significa que Alan está a seis puntos de su oponente, porque cada punto que uno pierde el otro lo suma. El tabú no es Ollanta, bueno fuera, sino las ideas que hay detrás de esa candidatura: Recursos naturales mejor distribuidos, integración comercial heterodoxa y el más importante, el sentimiento de los menos beneficiados por el modelo económico y político de las últimas décadas.

El tótem Alan es más perspicaz que sus circunstanciales adoradores y hace lo posible por distanciarse de esos abrazos, aunque sentirse ungido por los notables de la tribu, los que hace poco lo descalificaban, le puede hacer perder la perspectiva, como ya lo hizo con varios miembros de la sub tribu APRA. La encuesta nacional divulgada este domingo, marca una tendencia parecida a la que hizo descender a Lourdes del cielo del 38% a la denuncia de fraude señalada por Bedoya. Es decir, el siguiente presidente del Perú no ganará por 20 puntos, como algunas portadas entusiastas señalan, sino que el margen será estrecho.

El domingo se ha trasmitido en CNN la entrevista de la brillante comunicadora mexicana Aristegui al Sub Comandante Marcos. Marcos dice algunas cosas interesantes. Señala que el principal producto de exportación de Latinoamérica son las personas, y si aceptamos que una vida no se compra ni con todo el oro del planeta, Marcos da en el clavo. No son pues las manufacturas de las maquilas mexicanas las que con el NAFTA han variado los índices de pobreza en México, las cantidades de personas que siguen cruzando la frontera son una estadística atendible. Agrega Marcos que la desconexión entre gobiernos y población se repite a lo largo de nuestro continente. Y oh sorpresa, no pretende que se repliquen modelos como el de Chávez, Castro o Evo, sino que reconoce que cada país debe buscar la forma de interpretar y accionar su realidad para disminuir sus desigualdades.

Volviendo a lo nuestro, el Tótem Alan pretende que se declare oficialmente en la tribu Perú tabú a los señalamientos sobre los errores y episodios oscuros de su gobierno, y casi ningún notable de la tribu le dice de frente al Tótem que eso es atentar contra la libertad de expresión. Su teoría de que escribir un libro sobre el gobierno aprista no es guerra sucia, pero sí lo es utilizar esos datos en una campaña electoral, es un veto por donde se le mire. Lo paradójico es que los que alzan la voz para prevenirnos del fin de las libertades si Ollanta ganara, no le recuerdan a tótem su mal proceder. Y qué decir del silencio sobre la clausura del programa de los humalistas en radio Miraflores, radio en la que los fujimoristas han dicho lo que han querido: Tótem y tabú.

A pesar de las similitudes de los planes de gobierno en competencia que se han ventilado, un gran sector tiene una interpretación distinta. Asocian a uno de los candidatos con el continuismo, y al otro sin ninguna garantía de ello, con el cambio. Y en ambas preferencias electorales, así suene duro, los derechos humanos resultan accesorios. Mayoritariamente los electores en ambos casos quieren obtener sus derechos humanos fundamentales como bañarse cada mañana o prender un foco en la oscuridad. La izquierda no entendió ello y sigue dando vueltas en círculo descifrando el apoyo a Ollanta, antes a Toledo y antes a Fujimori.

Toda época tiene sus vetos abiertos o disimulados. La creencia de estos días es que la globalización es de ida y vuelta en todo sentido. Hora a hora el mundo nos demuestra que esta globalización es univoca, que se sustenta en eufemismos como “reglas de juego” o “libre comercio”. Se ha cometido el error de sacralizar conceptos. Los estados que hoy gozan de grados de desarrollo social, no han aplicado estas recetas que hoy en Latinoamérica son endebles, sino han colocado en su real dimensión los distintos factores para crear una ecuación productiva, y no el remedo de desarrollo que la tribu Perú debe tomar como única opción.

Alexandro Saco
14 5 2006

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