sábado, 13 de mayo de 2006

Terrorismo delivery

Cuenta Robert Fisk* en uno de sus despachos desde Medio Oriente el origen de algunos de los atentados más feroces ocurridos en Irak. Un joven desempleado iraquí, se incorpora a una de las academias de seguridad que las tropas de EEUU dirigen, para en teoría ir delegando el control del país a los propios iraquíes. Este muchacho recibió un entrenamiento intensivo en el uso de armas y conducción de vehículos. Una vez finalizado, se le dijo que venga la siguiente semana. Se le encargó la misión de llevar un camión justo al frente de una mezquita concurrida de Bagdad. Una vez ahí estacionado debía llamar al cuartel desde el móvil que le dieron. La señal era muy débil dentro de la cabina del camión, ante lo cual decidió cruzar la calle para llamar. Marcó nuevamente el número señalado, la llamada entró. En ese instante pudo ver y sentir como el camión volaba en mil pedazos produciendo una matanza.

Las noticias que nos llegan desde las cadenas informativas no dejan duda de que este tipo de atentados son producto de la locura fundamentalista y que ante la inminencia de la guerra civil, es imprudente pedir el retiro de las tropas de ocupación. Ya se había puesto en cuestión la veracidad de la información de prensa que llega desde Irak, que ahora con datos como los que Fisk y otros aportan, se demuestra enteramente manipulada. Los corresponsales que despachan desde Irak, son reporteros de hotel, están impedidos de salir de la Zona Verde, lugar amurallado en el centro de Bagdad que alberga el cuartel de los ocupantes y el gobierno títere iraquí. Este hecho pone de manifiesto que toda información referida a la “Guerra contra el terrorismo”, debe ser tomada con pinzas. No es casual que cada vez que Bush se encuentra en aprietos, aparezca un nuevo vídeo o audio de Bin Laden (del cual no hay certeza de su origen), amenazando con un ataque sobre EEUU.

Existen diversos indicios que ponen en cuestión el hecho fundacional de esta “Guerra contra el terrorismo”. Los atentados del 11-S vistos a la luz de un análisis desapasionado dejan decenas de cabos sueltos. El ataque al Pentágono, en el que no se halló ni un solo resto del susodicho avión y ninguna prueba fílmica en un lugar tan vigilado por cámaras, además de la precisión insólita de un piloto inexperto para dar en un blanco de seis pisos, entre otros aspectos, son datos que hacen pensar que se trató de un auto-atentado. Son palabras mayores que aún constituyen tabú. Sobre las torres gemelas también nos podemos extender en precisiones. Lo que pretendo decir es que no había mejor coartada que la de convertirse en víctima de una entidad maléfica para desatar la estrategia neoconservadora sobre Irak que se venía fraguando años antes de los atentados. EEUU es un país de grandes conspiraciones y de muertes extrañas cuando se ha pretendido variar la estructura del poder. El complejo militar industrial petrolero, el sistema financiero y los laboratorios farmacéuticos, constituyen un eje al que el gobierno de los EEUU responde.

La duda razonable que albergamos sobre el sentido de esta guerra entre el “bien y el mal” y las comprobaciones sobre su naturaleza, que justifican en EEUU el mayor cambio del sistema de inteligencia y de seguridad en cincuenta años, no puede quedar soterrada. La información generada por los grandes medios internacionales, que cual caja de resonancia los nacionales repiten, no es fidedigna, merece cuestionamiento. La destrucción de Irak y Afganistán ha pasado a ser parte del paisaje informativo, nos acostamos y levantamos observando como la bota imperialista, a la que muchos ruegan como limosna un TLC, destruye países enteros con una ya ridícula justificación.

La historia del presente, la de la TV, se muestra contundente porque los medios son incapaces de abrirse a la alternativa informativa. La palabra terrorismo es usada sin reparo y luego de ser pronunciada no admite cuestión. Irak iba a irradiar democracia en Medio Oriente. Ello es una falsedad. El terrorismo, como nos cuenta Fisk, en muchos casos viene por teléfono del cuartel de EEUU. El petróleo de hoy será el gas y el agua del mañana. La corta perspectiva de los hechos mundiales repercute directamente en nuestras proyecciones nacionales y nos hace creer que establecer cambios nos costará el futuro.

* Robert Fisk es quizá el comunicador que más conoce Medio Oriente. Es ingles y vive en Libano hace más de cincuenta años. Su padre fue parte de la ocupación inglesa del Irak en los años veinte.

Alexandro Saco
9 5 2006

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