sábado, 3 de junio de 2006

4 de junio: Dónde se nos quedó el cerebro

Sea en el espacio social más reducido o en el más amplio, los procesos electorales dejan aflorar las percepciones y los miedos básicos que cada persona o grupo alberga. Este proceso electoral ha sido largamente ganado por los miedos, que en su afán conservador han evidenciado de lo que son capaces. La información y la opinión en su mayoría se han convertido en descalificación, muchos de los opinantes e informantes han debido hacer contorsiones mentales para tratar de legitimar su posición en pro del continuismo radical.

Una cosa es la denuncia, el seguimiento de personajes impresentables, la opinión, otra muy distinta es la obsesión, la manipulación de la realidad. A eso se ha llegado abiertamente. Se puede discrepar de las ideas y de las propuestas y combatirlas con mejor argumento, lo que no se debe hacer es cerrar el canal informativo para que las ideas contrarias lleguen caricaturizadas o simplemente no lleguen. El Perú informativo del proceso electoral 2006 como ya se ha dicho, será un campo de estudio fructífero para el psicoanálisis periodístico: Histeria, obsesión, fobia y hasta esquizofrenia de los que ayer eran A y hoy son Z.

Mientras no se repare en esa enfermiza reacción informativa y social, seguiremos abonando el campo de apariciones impensadas. En un país en el que sus instituciones básicas se encuentran en una crisis profunda, el periodismo y la información no pueden ser una isla inmaculada. Un gran sector del periodismo peruano necesita un tratamiento, una introspección urgente. El poder de colocar una portada en todos los quioscos del país o el de aparecer en la pantalla de la TV en horario estelar, coloca a sus responsables en una burbuja. Todo poder pierde contacto con la realidad. Así como el político se aleja de la sociedad, el periodista tras la portada o tras la cámara, va perdiendo el sentido de la realidad y cree que su proceder es el correcto.

Lo señalado no hace mejor a uno ni a otro candidato. Lo lamentable es que todos los llamados a que la campaña electoral sea propositiva, fueron devorados por la información distorsionada que cuenta con más llegada a la población. Esa misma información ha tenido que elaborar una tras otra teorías muy endebles para sustentar su interés. Y hoy, a pocos días del 4 de junio, una de las últimas cartas se está jugando: Alentar la violencia. Porque tras la denuncia de las acciones violentas de ambos grupos en competencia, lo que hay es la intensión de crear el ambiente para que sea cual sea el resultado, haya actos que deslegitimen las ideas que han arrinconado al sentido común neoliberal.

Hay una incapacidad mayúscula en nosotros que nos impide entender la lógica de la competencia electoral. Al autoritarismo que algunos medios señalan y denuncian, es la práctica que ellos mismos han realizado. El autoritarismo no sólo es estatal, es un fenómeno que se puede dar en cualquier grupo organizado. Hay una herencia autoritaria que añora la década del noventa como modelo y que no se atreve a decirlo abiertamente, pero aplica los métodos del maestro de la distorsión encerrado en la base naval, al que oh sorpresa, se le otorga credibilidad absoluta. Si bien no hay dinero de por medio en la actualidad, no hay necesidad de eso, los alumnos han aprendido la lección, la ponen en práctica y tristemente arrastran a gente seria en ese ánimo destructivo.

Decir que los medios de comunicación no tienen el poder sobre la gente para que vote en tal o cual sentido, no es válido. Lo que sucede es que éstos deben tratar de ofrecer, más allá de su línea editorial, un reflejo de la realidad y no la caricatura que en algunos casos sus intereses trasmiten. Nuestros procesos electorales no son discusión de propuestas. Son épocas en las que nuestro inconciente disgregador aparece en su máxima expresión. No basta decirse democrático para serlo. La democracia es un aprendizaje. El presente proceso electoral demuestra qué tan lejos estamos de entender los requisitos mínimos para avanzar en un intento democrático. El cerebro se nos ha quedado en algún lugar, lejos de muchas pantallas, ondas radiales o portadas de diario. El resultado electoral del 4 de junio será en mucha medida una respuesta a lo que la información ha venido alimentando durante el presente año.

Alexandro Saco
28 5 2006

No hay comentarios.: