sábado, 17 de junio de 2006

Internet y la teletransportación

Internet es la revolución rampante. Aún no llegamos a reconocer la dimensión de sus alcances y la seguimos creyendo sólo un instrumento de comunicación e información. Internet es más, es una nueva forma de interrelación personal y social en la que las dimensiones espacial y temporal se han diluido o por lo menos reinterpretado. Así, los límites del espacio necesario para almacenar datos no son problema, como tampoco lo es la distancia que separa a uno de otro usuario. Sea ésta de una antípoda a otra la comunicación es instantánea. Los costos en la comunicación tienden a bajar, ya que el acceso a la red crea la posibilidad de escribir oír y ver al interlocutor sin necesidad de recurrir a las empresas de telefonía, que para no perder ingresos se han involucrado en el servicio de Internet.

Varios asuntos se desprenden de esta tecnología que nos permite replantear algunos supuestos. Uno de ellos es la tele transportación, es decir llevar un objeto de un lugar a otro sin necesidad de hacerlo físicamente. Eso es ahora posible del siguiente modo. Imaginemos un libro impreso en nuestro escritorio. Ese libro tiene su correspondiente archivo digital sea en Word, PDF o algún otro procesador de textos. Ese libro se imprimió utilizando ese archivo, y esa impresión, con la última generación de impresoras, se puede hacer en nuestro propio escritorio. Ahora bien. Otro usuario de la red se encuentra a miles de kilómetros y quiere tener ese libro en sus manos. Vía nuestro correo electrónico le enviamos el archivo. Nuestro interlocutor lo recibe, realiza el mismo procedimiento de impresión que le permite tener un libro completo en pocos minutos. Esa persona a miles de kilómetros tiene en sus manos el mismo libro que la otra persona, y lo tiene sin que haya tenido que desplazarse físicamente. La Internet ha logrado la tele transportación. Es posible hacer que un objeto viaje miles de kilómetros sin necesidad de que lo haga físicamente, lo hace virtualmente.

Como vemos, las nociones físicas y comunicacionales se han alterado. Lógicamente habrá quienes cuestionen estas comprobaciones aguerridamente, pero el tiempo los convertirá en análogos a los que se resistían a aceptar la redondez de la tierra o lo accesorio del mismo planeta en el sistema solar. Nuestro entendimiento sobre la realidad con Internet está sufriendo el mayor embate, a mi entender, desde que el hombre descubrió el fuego. Si bien los usuarios potenciales de la red no llegan a ser ni un sexto de la población del mundo y este uso generalmente se limita a procedimientos simples, la perspectiva que se nos presenta es ilimitada.

Pero hay temas pendientes que tienen que ver con la política que deben ser enfrentados. El ICANN, organismo dependiente del Departamento de Comercio de EEUU, es el que gestiona el sistema de otorgamiento de direcciones en la red. Asuntos como éste fueron abordados en la segunda fase de la Cumbre Mundial Sobre la Sociedad de la Información, celebrada en Túnez en noviembre de 2005. En ella se planteó la necesidad de democratizar el control de acceso a las direcciones electrónicas, pero esté punto tuvo resistencias que paradójicamente favorecieron a los EEUU, de países que no permiten acceso libre a la información de la red como China, Irán o Cuba. El caso de China es alarmante, su gobierno mantiene más de diez mil funcionarios dedicados exclusivamente a bloquear los sitios web que contengan información que pueda develar la tiranía estatal; y si algún chino es descubierto accediendo a esta información puede terminar encarcelado de por vida.

Existe todo un universo paralelo desplegado frente a nuestros ojos en las pantallas de los ordenadores. Cada persona o institución lo aprovechará según sus capacidades o limitaciones. Este universo paralelo sería un éxtasis para los grandes cerebros de la humanidad si estuvieran hoy vivos. Para nosotros no lo es tanto, los que lo tienen lo ven como algo natural. Ese universo paralelo nos puede facilitar mucho. Dada su novedad, sería idóneo no trasmitirle las taras de nuestra interacción comunicacional. Los estados deben no deben ser los que tengan mayor poder sobre la información. Un nuevo espacio tiempo a-temporal y a-espacial se nos presenta.

Alexandro Saco
www.radiosanborja.com

No hay comentarios.: