jueves, 3 de agosto de 2006

Eliane, Ollanta y la realidad virtual

El problema no es que Ollanta viaje a Cuba a operarse o a que Fidel le dé algunas recomendaciones. El asunto es que a un mes de las elecciones en las que la mitad del país apoyó el radicalismo, las causas de éste nuevamente se han esfumado del debate. Nada raro en un país centralista, en el que los dirigentes y un importante sector de los medios de comunicación se horrorizan con las declaraciones de Eliane, pero no hacen cuestión de Estado cuando los niños se mueren en el hospital más importante del Perú. Ollanta y Eliane tienen algo en común, más allá de sus errores y limitaciones, en su discurso dicen algunas verdades que levantan la histeria de ciertos sectores. No importa de qué lado estén, cuando la línea de lo políticamente correcto se traspasa, toda la influencia del conservadurismo vía algunos medios se lanza contra el irreverente. Tome nota señor presidente electo, la factura no sólo vendrá por el lado de la agitación social, sino que llegará con enormes intereses cuando deba tomar alguna decisión heterodoxa en lo económico o políticamente incorrecta en lo social.

El centralismo mental y político no se ha hecho problemas en avalar un TLC sin discusión legislativa. Eso más allá de que sea o no beneficioso dicho acuerdo comercial. Pero en algunos casos la forma y el fondo son indisolubles. Cuando ciertos intereses son favorecidos, un gran sector de los medios de comunicación, en otras ocasiones delicados hasta el extremo por las formas, calla en siete idiomas. O no es cierto que venimos oyendo que los modales políticos son urgentes para un clima de tolerancia. Lo sucedido con el TLC, en el que se aprobó una discusión de dos horas que se amplió a cuatro, es una falta de modales políticos enorme. Más aún cuando se trata de un instrumento trascendente para el país en las décadas futuras. Cuando este Congreso deslegitimado, caricaturizado por algunos, llamado delincuente por otros, aprueba el TLC, sí tiene el mandato y la legitimidad para hacerlo, y después se preguntan de dónde provienen las contradicciones.

Ni Ollanta en Cuba ni Eliane y las momias pueden apaciguar por mucho tiempo la realidad. Claro, en pocos días aparecerá otro escándalo al que el futuro gobierno se sumara creyendo que distrae las expectativas. Pero eso puede que sea percibido así en las zonas del país en las que los medios crean una realidad virtual, pero no allá donde ni para el periódico de cincuenta céntimos alcanza. La realidad virtual, esa en la que los empresarios despiden a Toledo como el presidente que nos deja con un pie en el primer mundo, nuevamente colisionará con el descontento. Si bien Toledo sube en las encuestas, puede que ese globo se parezca mucho al que le daba a Lourdes casi 40%. Es decir, si Alan no se da cuenta de que le están marcando el camino con flechitas el choque será más duro.

Hay pues realidades que existen antes que Ollanta o Eliane, el asunto es qué se hace para enfrentarlas. Arrinconar a las personas y ridiculizarlas no erradica las afirmaciones que pueden hacer. Si de costo beneficio se trata, es claro que la acción de Eliane deja mucho más que la de su actual crítica Pilar Nores. Los ámbitos en los que Eliane se ha movido son más amplios que los de sus predecesoras. Del mismo modo, el caudal que Ollanta atrajo a las urnas pudo haberse desbocado, pero fue canalizado hacia en proceso electoral.

Mientras creamos que la pobreza se supera cuando una persona pasa de ganar 1.99 a 2.01 dólares, y que la pobreza extrema cuando pasa de 0.99 a 1.1 dólares porque el Banco Mundial así lo dice, estaremos rehenes de una realidad virtual emanada de una lejana oficina. Para las realidades virtuales es sencillo crear enemigos, juzgarlos y condenarlos, pero eso sólo es posible hasta que alguien aprieta off. Esa realidad virtual en la que gobierno entrante y saliente se echan en cara posibilidades y limitaciones es lo menos indicado. Que existen intereses enormes que impiden un sinceramiento de la política y de la economía, en suma del poder, es comprobable. Que existen medios y personas que se agacharon ante el fujimorismo y hoy dan lecciones de moral, es comprobable. Como vemos, ni Ollanta ni Eliane son lo que la realidad virtual exhibe.

Alexandro Saco
2 7 2006
www.radiosanborja.com

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