jueves, 3 de agosto de 2006

Palestina ahora

El gobierno de Israel llama la atención del mundo cuando Ahmadineyad sugiere borrarlo del mapa. Pero mantiene frente a Palestina una política que impide que ésta figure en el mapa. Si bien este conflicto enfrenta dos derechos atendibles, la realidad de la ocupación es un factor que no puede verse al margen. Es decir, los llamados del gobierno israelí al cese de la resistencia palestina, están imbricados a la continuidad de la ocupación y de sus amargas consecuencias. Si bien existe respuesta de facciones palestinas que aplican el terrorismo, esta actitud se retroalimenta de las acciones que califican como terrorismo de Estado por parte del gobierno israelí. Los hechos sucedidos en los últimos días evidencian la espiral. Los palestinos justifican su respuesta con los civiles asesinados por misiles en una playa de Gaza y en otros lugares, mientras que el gobierno israelí justifica la destrucción de Gaza con el secuestro de un soldado. Es muy discutible que se busque paz atacando de forma desproporcionada a una población en el límite de la supervivencia, destruyendo los servicios básicos en Gaza.

Israel ha detenido en Cisjordania a miembros del gobierno de Hamas elegido en enero, por considerar que alientan actos de violencia. Si de actos de violencia se trata, es obvio que las grandes potencias los justifican y alientan en diversas zonas del mundo, pero aún no vemos a esos grandes líderes detenidos. La incapacidad resolutiva de la ONU, en el caso palestino es más visible, debido a que la información que se trasmite deja mayor evidencia de los actos palestinos. Pero si observamos las estadísticas veremos que la proporción de víctimas llega a ser de cuatro palestinos muertos frente a un israelí desde el inició de la segunda intifada. Poco se analiza la política israelí de asesinatos selectivos a través de misiles que acaban con la vida del objetivo y de inocentes. Del mismo modo se ha invisibilizado a los más de siete mil prisioneros palestinos en cárceles del Estado israelí, entre los que hay cientos de mujeres y menores de edad. Para no hablar de la humillación palestina consecuencia de la ocupación que Mario Vargas Llosa describe en su último reportaje in situ.

Dicho esto, existe el derecho innegable del pueblo judío a tener un Estado y una tierra, pero este derecho no se podrá consolidar mientras el conflicto esté dominado por los extremos. Tanto así que el líder laborista Amir Peretz, actual Ministro de Defensa que postuló un proceso de paz distinto, ahora avala la actitud de Olmerd en la actual ofensiva. Mientras tanto el Presidente Palestino Abbas, desde su cita con Sharon en Sharm el Sheik, quedó con las manos atadas frente a Hamas por un lado y al gobierno israelí por el otro. Luego de la muerte del “impedimento para la paz” como se definía a Arafat, y de un cese al fuego, la variación de la ocupación fue casi inexistente, la construcción del muro de separación siguió confiscando terrenos palestinos y demoliendo hogares. Difícil era pues que el voto no se inclinara por la opción radical, o realista según se mire, que Hamas significaba.

Los asuntos de fondo se diluyen en Palestina e Israel. Si bien existe el derecho de dos pueblos a contar con un Estado, es claro que uno de ellos se encuentra extremadamente limitado en sus aspiraciones. La política del ojo por ojo que aplican los gobiernos israelíes y las facciones palestinas, ha llevado a que un millón y medio de personas se encuentre en lo que se denomina la prisión a cielo abierto más grande del mundo. Los cincuenta kilómetros de largo por seis de ancho de Gaza, no encierran a un millón y medio de terroristas palestinos, pero se les trata como si lo fueran.

El pueblo judío hace bien en mantener viva la memoria de las persecuciones que ha sufrido. Su legado a la humanidad es de los más importantes que pueblo alguno haya dado. Por eso justamente es más necesario llamar la atención sobre su actual proceder. Ocupación y paz son inviables, la política de asentamientos debe hallar una solución realista. Uno de los mejores ejércitos del mundo no garantiza la seguridad de su Estado. El encierro de Marwan Barghouti en Israel, el líder palestino más importante, contribuye a que el radicalismo gane espacio en Palestina.

Alexandro Saco
1 7 2006

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