jueves, 3 de agosto de 2006

Israel bola de nieve

No es exacto que el inicio de la confrontación de las últimas semanas en Medio Oriente, se deba a que un soldado israelí fue tomado como prisionero de guerra. La violencia y el acoso contra lo que queda de la sociedad palestina, arrinconada por las fuerzas de seguridad israelí o por el muro de Cisjordania, no ha cesado ni aminorado luego del publicitado retiro de Gaza. Hasta el propio Vargas Llosa denunció frontalmente estas prácticas. Es decir, la violencia entre Palestina e Israel es un continuo que no se ha interrumpido, y que en los prisioneros israelíes de las últimas semanas ha mostrado a escala mayor lo que provoca una ocupación cercana a las cuatro décadas.

Si bien se señala que Hezbola cruzó la frontera israelí y cometió un acto de guerra, hay que recordar que las incursiones en esta zona no son cosa extraña y que algunos de los territorios son reivindicados por Libano también. Si la respuesta a una de las incursiones israelí fuese una décima de destructiva de la que Israel ha lanzado contra Libano, el panorama sería distinto. La destrucción de decenas de puentes, de la moderna vía que une Libano con Siria, del aeropuerto en Beirut y de muchos edificios civiles, provocada por Hamas o Hezbola sería terrorismo.
Existe un ligero uso de la palabra terrorismo que justifica una respuesta también terrorista, si nos atenemos a la definición de éste como la intensión de producir víctimas civiles e inocentes. La excusa de que por asesinar a un terrorista las víctimas colaterales se justifican, es inapropiada.

Los territorios producto de la partición de la Palestina histórica que luego dan origen al Estado de Israel, si bien desde el inicio dividieron Palestina en dos utilizando un “criterio demográfico” por parte de la ONU, con el devenir se han visto más limitados. La política de asentamientos posterior a la Guerra de los Seis Días no ha cesado, y el retiro de Gaza más que un punto de quiebre fue, ahora se demuestra, justificación para la continuidad de la confiscación de las mejores zonas palestinas, y la conversión de Gaza en una prisión de 1.5 millones de personas. Si bien no hubo antes un Estado palestino, tampoco hubo Israel antes de 1948; el argumento de la no existencia previa de un Estado palestino para justificar su inexistencia futura aleja una perspectiva de solución.

La secuencialidad de los hechos evidencia la distancia entre la retórica diplomática israelí y los actos de su ejército propiciados por sus gobiernos. El tema resulta más contradictorio cuando las grandes potencias condenan a otros estados desafiantes, pero en el caso de Israel se pronuncian hasta con un temor reverencial. Que Europa tenga la conciencia limitada por su responsabilidad de lo sucedido en la Segunda Guerra Mundial con los judíos, no es motivo para que el mundo siga esa tímida reacción. EEUU por su parte tiene una posición definida en Medio Oriente según sus propios intereses. No es que exista una obsesión contra Israel de los que criticamos el proceder de sus gobiernos. La versión oficial no muestra el tema en su amplitud, se limita a calificar y señalar sin explicar.

Los principios cuando son enarbolados por Occidente o por quién fuere, no admiten doble estandar. Si los derechos humanos se destruyen cuando un fundamentalista atenta con un explosivo, se destruyen también cuando una flota de aviones bombardea Libano o Gaza. No es adecuado avalar esta condenable ofensiva militar en las informaciones secretas que no se conocen, ya que eso eximiría todo análisis posible.

El terrorismo y la intransigencia se nutren en ambos lados. La reacción israelí evidencia que no se trata de los soldados prisioneros de guerra, sino de romper, como señala un funcionario israelí, a sus enemigos. Robert Fisk dice en su último artículo que Israel crea nombres para uso militar y otros falsos para los medios. En 1982 dijo que la invasión del Libano se llamaba Paz para Galilea, pero su verdadero nombre era Bola de Nieve, bola que crece cuando rueda. El viernes se informó que el nombre de esta operación para los medios es Retribución Justa, el día que sepamos el nombre militar real, dice Fisk, sabremos qué más hay detrás de esta ofensiva.

Alexandro Saco
16 7 2006

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