viernes, 20 de octubre de 2006

Alan ha muerto

Alan ha muerto. Al convertirse en el divulgador de la doctrina Bush, concluyeron sus pretensiones de estadista. Su oratoria no puede albergar la enorme contradicción. Se fue a los EEUU levantando la dignidad nacional, y regresó hablando de fundamentalismo y terrorismos. Propio de una personalidad ambigua y no resuelta. Alan no pudo evitar la tentación de convertirse en un peón de Condoleessa Rice. Declara un estado de emergencia un mes después como tanteando sus próximos pasos en los que las instituciones son remplazadas por su figura. Delega poder sobre un Prefecto, cuando antes decía que los iba a eliminar en pro de la austeridad.

Es decir, mayores contradicciones imposible hallar en el hombre que ha mutado su habilidad política en alianza con la administración que según Lancet ha producido 650 mil muertos en Irak. Y eso no es real politic, es declinación, es colocar su interés por sobre el país. Ni Uribe ni Bachelet son tan ingenuos para reproducir monsergas como la de fundamentalismo andino o el terrorismo social. El converso Alan traslada alegremente la miopía de EEUU sobre Medio Oriente a nuestra región. El Antiimperialismo y el APRA es papel higiénico mojado.

La autoridad no emana de discursos extremistas como el de Alan en estos días. Autoridad por ejemplo la que puso Paniagua para encerrar a la banda montesinista en los primeros días de su gobierno, aliada hoy del Apra. Alan es una retahíla de promesas dejadas de lado. Su pánico a repetir un desastroso gobierno lo impulsa a negarse ideológicamente en esta gelatina gubernativa. Camisea no existe, Telefónica se impone, exoneraciones bursátiles sagradas, services al olvido, reforma judicial patraña, teletones de Pilar Nores, y la salud y la educación en manos de un par de ministros incompetentes.

El país esta gobernado por una alianza APRA/Fujimori-Montesinos/Derecha Bagre. Montesinos no abre la boca porque todo funciona como el quiere. Fujimori más libre no puede estar. El procurador del caso Fujimori es un fantoche, y la derecha se siente recompensada con sus puestos clave y ministerios. Todo ello bajo la gran cortina de humo de la pena de muerte y en los últimos días del Focker aliancista, en la que muchos medios han caído como antes frente a las vírgenes que lloraban. Alan padece el síndrome de Estocolmo, como la niña belga secuestrada por 8 años, se ha amalgamado a su ex perseguidor y ahora lo favorece.

La pregunta es si a pesar de esa alianza retrograda el gobierno puede hacer crecer económicamente al país. A eso está jugando Alan. Sabe que con un incremento del chorreo puede inflar el pecho. Pero para que su gobierno sea aceptable ese crecimiento no puede ser como el de hoy, con una agro-exportación que en muchos casos semi esclaviza a sus trabajadores, por citar un caso. Su posición en el contexto internacional significa mucho ahora para él. Ya se dice que el Perú representa un nuevo modelo, a lo Gonzáles en España, y que Alan goza de las simpatías de EEUU y Europa.

No necesitamos un presidente que introduzca la doctrina del neo conservadurismo en el país. No necesitamos un presidente que tenga bajo la manga la opción de evadir a las instituciones cuando sus operadores políticos le allanen el camino para ello. No necesitamos un presidente que se llene la boca hablando de terrorismo no senderista y de fundamentalismos andinos. Alan es el que está siendo presa del fundamentalismo. Su religiosidad evidente lo lleva a creer que tiene la verdad ahora. Orden y mano dura con crecimiento, vieja receta en nuevas palabras.

Lo más peligroso es que Alan ya no depende de si mismo. La alianza interna que lo sostiene no le permitirá el cambio responsable que postulaba. Su alianza externa, su lavado de cerebro en Washington tampoco le permitirá margen de maniobra que no esté en los planes para Sudamérica. Un presidente muerto a los dos meses de gobierno es lo que tenemos. Las cosas pueden verse bien desde los sets de TV o en las conferencias de prensa en Palacio, pero sin un crecimiento económico real y sin un atisbo de reformismo, Alan no avanzará. Su personalidad lo venció. Ojalá resucite.

Alexandro Saco
13 10 2006
www.radiosanborja.com

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