miércoles, 1 de noviembre de 2006

De Irak al espacio exterior

Por si no fuera poco el destrozo de Irak, ahora la administración Bush advierte sobre su posición frente al espacio exterior. La Política Nacional Espacial de EE UU señala que no admitirá limitación al desarrollo de sus capacidades e intereses. Mientras el planeta tiene que soportar y resiste cada vez menos los contaminantes de aquellos que se niegan a firmar el protocolo de Kyoto, ahora el espacio se convierte en sujeto de las estrategias de Rumsfeld. Lo que puede parecer un dato más de la política internacional, es evidencia de la pequeñez de nuestras aspiraciones como humanos.

Esta política no sólo involucra a la administración Bush, sino a toda la colectividad mundial, que no repara en el precedente de esta acción; y es muy posible que si otros gobiernos tuvieran la posibilidad de acomodar el espacio a sus intereses, lo harían también. La justificación, como no podía ser distinto, se refiere a terroristas que pudieran usar el espacio para causar un daño mayúsculo. Se apela a la definición univoca de terrorismo, cuando EEUU ejerce un terrorismo de Estado que según Lancet a producido 650 mil muertes más de las que habría habido sin invasión sobre Irak. Todos los ataques calificados como terroristas, juntos no llegan a esa monumental cifra de muertos.

EEUU es el único país que se ha opuesto a iniciar negociaciones para prohibir las armas en el espacio y hoy, a pocas semanas de un proceso electoral, su gobierno aprueba la propuesta del mismo que acordaba con Sadam Husein asuntos sobre Medio Oriente: Rumsfeld. Es un disparate que algunos de los pocos espacios que aún se hallan libres de la triste influencia política terrícola, ingresen en la pugna vía el gobierno de Bush. Es alarmante que este atrevimiento no haya causado una reacción mayor. La Tierra literalmente se está acabando, y ahora un grupo de políticos trasladan su arbitrariedad al espacio. En el mejor de los casos ese espacio pertenece a todos y en el peor a nadie. El humano representado por lo peor de su especie, como lo es la administración Bush, juega a Dios.

En 2001 Rumsfeld señalaba que EEUU no había hecho lo suficiente para evitar el temor a un Pearl Harbour espacial. La administración Bush se especializa en trasladar sus inconsistencias a Medio Oriente o al espacio exterior. Pero lo cierto es que el problema más grave de los EEUU está dentro de sus fronteras, con los grados de violencia que cada tanto nos muestran una nueva matanza escolar u otra aberración. La violencia que EEUU traslada fuera de sus fronteras está inscrita en algunos de sus problemas internos. Las víctimas que los terroristas han podido causar a EEUU son inferiores a las muertes producidas por sus propios nativos comprando una pistola en algún moll. Para Medio Oriente invasiones, para México muros, para los terroristas la conquista del espacio, para Sudamérica fundamentalismo andino.

Si los extraterrestres llegaran a nuestros linderos, considerarían que es mejor que nos destruyamos antes regar insensatez por el espacio. Con la visión tan limitada del universo que manejan los que pueden acceder a éste, no hay perspectiva que depare un uso adecuado de aquellos confines. Turistas cósmicos y neo conservadores convirtiendo en mercado o en zona bélica el poco espacio al que podemos acceder. Mientras nuestro ritmo industrial y la tonta manía de inventar objetos inservibles como grandes novedades del mercado, nos está colapsando: El espacio es una salida y con el avance de la ciencia puede proveer elementos de subsistencia.

La concepción científica que hoy tenemos del universo es tan diminuta que la percepción de los que creían que la tierra era plana resulta siendo una teoría de la relatividad. Las vidas extraterrestres que han logrado superar el umbral de su autodestrucción en algún momento tuvieron que vencer sus pretensiones de considerarse como el centro del universo: ya lo creían los antiguos europeos avalados por la iglesia y hoy los modernos americanos avalados por una religiosidad manifiesta. El antropocentrismo es la valla gigante que el hombre está condenado a vencer para prolongar su especie. De lo contrario el planeta de los simios será un jardín frente al planeta de las cucarachas.

Alexandro Saco
23 10 2006


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