martes, 9 de enero de 2007

Gobierno secuestrador

El secuestro de Rázuri en Gaza despierta la justa indignación. El secuestro de los campesinos ayacuchanos acusados sin pruebas por el gobierno de ser los responsables de la emboscada que asesinó a varios policías, pasa desapercibido. Como en la peor época de la guerra interna, el mismo partido y gobernante al que se le imputan crímenes no aclarados, tratan a los campesinos ayacuchanos como si el tiempo no hubiera pasado. No hay mucha diferencia entre subir al camión de la policía a estos campesinos porque los verdaderos responsables se escaparon, que arrasar y masacrar comunidades andinas íntegras porque no se sabía si entre sus gentes había senderistas.

Los secuestradores de las facciones palestinas se diferencian del gobierno peruano en que los primeros habitan en un territorio ocupado y diezmado por su vecino, mientras que el gobierno peruano usa como cabeza de turco a estos NN para todo fin práctico. Decenas de portadas por el secuestro de Rázuri, silencio cómplice del gobierno cuando ocho ayacuchanos son privados de su libertad sin nada concluyente que los pueda retener. Ya una juez señaló que no existían indicios para retenerlos y la prueba de absorción atómica no los incrimina, pero la Ministra Mazzetti no tiene el valor de enfrentar a sus colegas o al Presidente. Los familiares de los campesinos secuestrados en Yanamilla hace días que protestan y tienen cinco segundos de pantalla o la página dieciocho de un diario, los amigos periodistas de Rázuri nos llenan las pantallas y lo seguirán haciendo explotando este nuevo melodrama.

En el imaginario urbano predominante no hay problema en asociar campesino con posible senderista. Luego de eso todo vale. El encierro en democracia, la ejecución extrajudicial, tumbarse el Ojo que llora. Y todo esto legitimado por una sensación de progreso inexistente, apoyada en que el FMI otorga un nueva estrellita en la frente a la economía peruana. No hay progreso posible mientras las bases de la convivencia social, aquellas que los países hoy desarrollados han impulsado, sean las que orienten las decisiones políticas. No cambiará nada con Alan y Kouri llevando tubos de agua a ciudad Pachacutec, mientras la alianza con el fujimontesinismo persista. Alan ha tomado la canción de Celia Cruz, La vida es un carnaval, para sus manifestaciones públicas. Carnaval que creen vivir apristas y fujimontesinistas.

Los fundamentalistas de Hamas o de la Casa Blanca, se parecen a nuestros oscurantistas. Esos que enrejan y quieren tumbar el Ojo que llora porque en su alucinada mente es un monumento a terroristas. Pero los de Hamas no tienen la prensa a su favor. Nuestros oscurantistas la tienen más fácil. Están en la prensa escrita, en la TV, en el gobierno, en la iglesia católica, y la contraposición interesada que logran diciendo proteger a los peruanos del terrorismo aún les es útil. Ahora discutirán la pena de muerte en el Congreso: Mulder llevará en su maletín la soga con la que asesinaron a Sadam, se la pasará a Quequen que la enarbolará, Del Castillo la hará pasar por una corbata y Meche la saltará.

Triste nuestro proceso democrático. El gobierno le pide sensibilidad a la CIDH, pero su incongruencia lo lleva a manipular la sensibilidad nacional con la guerra que nos asoló. El discurso gobiernista es más burdo que el de Fujimori, porque al menos el segundo tenía la convicción de la autocracia. Alan sabe que lo que hace lo hace por que no le queda otra. Como la elección definió, el gobierno está cercado por el oscurantismo y por la mafia a la que hoy avala.

Sabino Yaranga Farfán, Eloy Rojas Ramos, Julio Huamán Pariona, Wilber Rimache Ramos, Alcides Ñaupa Curo, Glorioso Ochoa Castillo, Fortunato Yaranga Farfán y Víctor Uranga Farfan, están secuestrados por el gobierno peruano, cuyos voceros son cómplices de este abuso. El oscurantismo con gran legitimidad social desprecia la libertad de estos ocho ayacuchanos, pero crea un nuevo melodrama usando la figura de Rázuri. La mentalidad de la guerra interna no se ha ido de nuestros gobernantes. Nos tratan como si el conflicto continuara, y lo único que logran es dividir a un país dividido. No hay sierra exportadora, hay sierra secuestrada. Cinco años de esto es demasiado, pero los oscurantistas están en su aquelarre.

Alexandro Saco
9 1 2006

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ciertamente es esta ceguera la que hace que nuestra sociedad sea lo que es... nuestra cultura nacional está hecha de fragmentos desperdigados por la explosión de la violencia...

Pero el cadavér ¡ay!... siguió muriendo...

Alexandro Saco dijo...

quien eres
gracias por el coment

Anónimo dijo...

alguien que comparte tus opiniones...

Y, a riesgo de parecer hedonista, las comparte.

Anónimo dijo...

ja ja, quise decir las aprecia...

Anónimo dijo...

Estoy muy indignada, es tremendamente injusto para los familiares de víctimas del terrorismo que los nombres de sus seres queridos estén junto a los de los terroristas que murieron en la cárcel. Imagínense que en un monumento a las víctimas del holocausto reciban un homenaje junto a sus victimarios. Esto sólo puede pasar en el Perú.

Saludos

Adriana