miércoles, 6 de junio de 2007

Vargas Llosa confronta el excremento periodístico

Mario Vargas Llosa ha escrito un artículo que debiera ser de lectura obligatoria para directores de medios de comunicación en el mundo y sobre todo en el Perú. En La civilización del espectáculo, nuestro escritor se refiere a las alimañas que dicen ejercer el periodismo y a lo excrementicio de su accionar, partiendo del caso del desnudo de la Bolocco. Confronta a los medios de comunicación serios y les señala su incapacidad o temor a condenar a la prensa que hace del oficio una letrina mediática. Por el contrario, los llamados medios serios de comunicación, han cobijado esta distorsión informativa respetando a sus representantes y aceptando su accionar como una categoría periodística o comunicacional.

Así, en nuestro medio, prostitutas mediáticas como la Bozo y la Medina, son ahora parte de una categoría periodística del espectáculo, cuando lo menos que merecen es ser desnudadas en sus prejuicios y complejos llevados a la pantalla de TV. Es inaceptable que se pueda considerar la labor de esta gente como periodismo o comunicación, se trata de carroña, de invasión a la intimidad, de coacción de la libertad. Claro, todo ello crece a la sombra de los demás medios de comunicación incapaces de decirle al infractor lo que es. Porque como bien señala MVLL, las leyes que tipifican los delitos de calumnia, injuria o difamación están en nuestro código penal, pero su aplicación a las alimañas periodísticas es una quimera en un medio de jueces badulaques.

MVLL se pregunta cuánto tiempo pasará para que los medios deban exhibir violaciones en sus portadas o pantallas para ganar más público. Lamento contarle a mi admirado escritor que en nuestra oferta periódica existe un medio que hace algo peor que eso. Se trata del excrementicio El Chino, hermano de La Razón, diario que llena sus portadas de fotos de mujeres violadas y asesinadas, y en la misma tiene el descaro de colocar escenas de sexo explicito, en un aberrante cóctel mañanero. Y los responsables de esa bazofia mediática tienen nombre: Directora Patricia Medina, Editor General Emilio Grillo, Editor Gino Zarate. Esas personas por lo menos nominalmente son las que inundan los quioscos y las mañanas de porquería mediática.

MVLL señala quizá con razón que buscar medidas legales para frenar estos excesos sea caer en la censura. Pero lo que sí podemos hacer, complementando la intención de nuestro escritor, es al menos señalarlos y desnudarlos como ellos cada mañana hacen con las víctimas de violaciones o asesinatos o cada noche exponiendo intimidades. Ahí están los nombres y los programas, ellos son las alimañas a las que MVLL se refiere y su producto no es un diario o un programa, es papel con tinta, morbo, insanía, amparada en la libertad de expresión. Eso no es libertad de nada, es, como señala MVLL, el inicio de un suicidio social, en este caso el del ejercicio informativo y su contagio a la gente. Seguir callando ante estas manifestaciones es ser cómplice de las medinas, las bozos, los chinos y cuanta majadería se sienta protegida por un estado de cosas herencia en el Perú del montesinismo informativo.

La intimidad es libertad, que no le quepa duda a nadie. El más liberal de nuestros intelectuales está dando la voz de alerta ante este silencio reverencial. La libertad tiene ámbitos personales restringidos para los demás, ir en contra de la intimidad es, desde donde se mire, estar en contra de la cultura de la libertad y del respeto al derecho de los demás. Es alarmante por eso, que ninguna voz con llegada se haya pronunciado al respecto, y que los símbolos de la distorsión informativa sean recibidos como si nada en los medios y que porque no se les ha podido probar delito durante el gobierno de Montesinos, a algunos de ellos, asumamos que ya pasaron piola.

El llamado de MVLL está para quien lo tome. No para que RPP anuncie que hará radio teatro con sus novelas preferidas, sino para que abra el debate a los limites que un mal llamado periodismo ejerce contra la libertad de todos. Entretenimiento sí, por supuesto, pero excremento no. Señores directores de los medios de comunicación nacionales y mundiales, lean La civilización del espectáculo, y mírense al espejo. Ustedes son en parte responsables de haber normalizado la magalización informativa. Ese modelo de mal llamado periodismo debe ser estudiado en las escuelas de comunicación, pero como la mayor patología que la falsa libertad ha dado. MVLL afirma en su artículo que libertad y mercado pueden dar como resultado aberraciones. Estamos ante una de gigantes consecuencias. Avalar el magalizmo es como avalar el chavismo frente a la libertad de expresión.

Alexandro Saco
4 6 2007

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