martes, 3 de julio de 2007

Blair y los civiles asesinados

Según la BBC entre 50 y 80 civiles murieron en Afganistán en los últimos ataques de la coalición, que integra el Reino Unido; la semana pasada fueron 25 los civiles asesinados y en lo que va del año unos 350. En Londres se interceptan dos coches bomba y otro logra hacer daños materiales en el aeropuerto de Glasgow, y la sensación que se trasmite es la de que medio Occidente está en peligro. Lo cierto es que esos coches bomba son una respuesta diminuta al daño que esa coalición occidental causa desde hace mucho. El pretexto de los daños colaterales en aras de acabar con islamistas, a estas alturas es un cuento. Matar civiles expresamente como hacen los fundamentalistas islámicos o colateralmente como la coalición, es en esencia lo mismo. O son terrorismo ambas acciones o ninguna lo es.

Es alucinante la decisión de enviar a Blair como mediador para la paz en Medio Oriente. Síntoma del colonialismo mental y del desprecio de algunos de los líderes occidentales por el mundo musulmán. Es imposible que uno de los arquitectos de la invasión y de todas las consecuencias que ello trae sobre Irak, Afganistán y Medio Oriente, pueda contribuir a una solución. Y Blair resulta siendo un agente virreinal, dispuesto a representar lo peor de la civilización occidental: esa idea de superioridad que se hace palpable cuando un coche bomba frustrado pone en peligro al mundo y decenas de miles de musulmanes muertos no significan nada.

No hay paz posible sin una aclaración sobre la naturaleza del enfrentamiento. La confrontación que se da en Medio Oriente hoy no es entre fundamentalistas y/o terroristas y los liberadores aliados a los decentes moderados de cada país. La confrontación se da entre un accionar colonial encabezado por EEUU y el Reino Unido, y una respuesta desesperada de resistentes y de extremistas fanatizados. La magnitud del poder militar que despliega la llamada coalición por sí mismo es aberrante. Ese poder se horroriza de un coche bomba con unos cuantos kilos de dinamita. La hipocresía occidental llega a extremos.

El fundamento occidental de su avance civilizatorio está sostenido en principios como el de la igualdad y el de la libertad. Hoy la llamada coalición y personas como Blair no representan esos valores. Los que de alguna manera nos consideramos occidentales vemos en esos políticos una ambivalencia lacerante. Hablan de libertad para naciones musulmanas, pero lo que hacen es desangrarlas, se quejan del terrorismo y del fanatismo, pero sus corbatas y salones no pueden esconder con su pretendida sofisticación de qué lado se halla el desprecio al otro. Blair es ilegitimo para hablar de paz.

Hagamos el esfuerzo por comprender a aquellos que observan desde hace años cómo sus naciones son destruidas, como siempre habrá un Petain musulmán para pretender legitimar las invasiones. Esos ataques de la resistencia en Irak o Afganistán, que tan tremendos se presentan en los medios de comunicación, son un rasguño frente a la sordidez con la que las tropas invasoras actúan. Cuatro millones de refugiados que huyen de Irak y casi un millón de muertos producto de la invasión, son datos tangibles para categorizar a los invasores. Observemos el mapa del mundo, veamos lo alejado que se encuentran los territorios invadidos de los Estados que se sienten en peligro. Estamos frente a una secuencia de la colonización del mundo, que hoy se sigue pretendiendo legitimar apoyada en varios factores.

No nos sorprendamos entonces de que grupos islamistas puedan atacar países que mantienen tropas y diariamente asesinan en Medio Oriente. Vayamos aclarando los términos en los que este enfrentamiento se viene desarrollando. Los ejércitos más poderosos del planeta, aniquilando todo foco de resistencia a sus planes coloniales, asesinando día a día a civiles inocentes, encontrando algún político musulmán incauto que crea que por usar corbata conseguirá algo para su nación. La opción de la resistencia en los países invadidos de Medio Oriente es legítima. Los terrorismos se entrecruzan. Cien civiles aniquilados por aviones también ingleses en una semana en Afganistán: silencio. Un carro bomba rompe unas instalaciones en un aeropuerto británico: horror. Imposible seguir ese coro.

Alexandro Saco
1 7 2007

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