domingo, 16 de noviembre de 2008

Hello Yehude


La aceptación de Yehude Simon a la PCM contribuye a aminorar algunos prejuicios. El primero es que el poder no podía ser ejercido por personas que estuvieron en el extremo opuesto al que resultó vencedor en nuestra guerra interna. No se trata de un juicio de valor, sino de una constatación. Así como muchos de los que siguen justificando el terrorismo de Estado o aplicaron éste acceden a puestos calve de gobierno y desde los medios de comunicación pontifican, hoy, alguien que a diferencia de aquellos ha juzgado su anterior proceder llega a la PCM.

Otro prejuicio afectado es el que sustenta la superioridad moral de la izquierda sobre el PAP y la derecha, y que en consecuencia ve en la decisión de Yehude una traición o aval a los actores mencionados. Existe un pensamiento progresista que sólo ve la corrupción en la vereda del frente. Es indicativo, porque cuando sectores de la izquierda se refieren a Sendero sí se busca establecer causas para analizar ese accionar y evitar su rebrote, pero cuando se analiza la corrupción ésta se da por que es inherente al modelo, a la derecha o al PAP. Pero la corrupción no es inherente al modelo, sino al humano.

No es extraño que sean los extremistas los que han señalado su desconfianza por el pasado radical de Yehude por un lado, o su conversión neoliberal que servirá para hacerle un favor a los empresarios y corruptos. Estos extremos como es natural se alejan del ánimo nacional, que a pesar de mostrar su rechazo a García, aún mantiene la esperanza de que las cosas puedan variar. Entre una PCM con un PPK o alguien similar hasta el 2011, y una en la que su titular se define sin problemas como mariateguista, hay por lo menos un cambio simbólico a tener en cuenta, con el que García envía también un mensaje a los sectores pro represión.

En el último vuelo que realice a Chiclayo, Yehude fue pasajero también. Y como ya es conocido en Lambayeque, se comportó como un ciudadano más, esperando como todos que la maleta aparezca por la faja trasportadora y conversando con quien se le acercaba. Lo que quiero decir es que si Yehude mantiene la mitad del estilo y del mensaje que lo caracteriza, ya habría hecho mucho por reivindicar la imagen de los que ejercen el poder en el país.

Pero como no sólo se trata de actos personales, su reto está en reorientar la visión del conjunto del gobierno, que hoy que el modelo neoliberal se cae a pedazos en el mundo, debería recobrar algunos de los supuestos que el PAP dice representar: desmitificar temas económicos para reorientar el presupuesto, establecer una nueva base para una relación distinta entre inversiones y poblaciones afectadas, impulsar una gestión eficiente de los distintos niveles de gobierno, reforzar las medidas urgentes para el sector salud, educación seguridad y justicia, avanzar a una reforma tributaria, dialogar con los movimientos sociales, entre otras señales urgentes para no verlo convertido en un títere de la derecha.

Varias cosas pueden estar detrás de la designación de Yehude, pero todas esas elucubraciones dependen de lo que suceda. Sea cual fuere el resultado de su gestión, ésta lo pone en mejor ubicación para su candidatura al 2011, porque con su famélico Movimiento Humanista y la reducida izquierda progresista que lo podía rodear, no iba a llegar muy lejos. Mientras la PCM para bien o para mal le dará una visibilidad total.

Las cosas así, en un mundo en el que no son las revistas de los pretéritos rebeldes las que aniquilan a millones sino las armas de los fundamentalistas económicos, Yehude tiene la oportunidad a pesar de la manera en que ha variado su pensamiento y de que puede terminar como la ONA o FORSUR. Si Yehude simpatizó con la revolución armada, eso no lo inhabilita para hoy estar en la PCM y mañana aspirar a palacio, ya que en nuestro país quien más ha asumido su responsabilidad en la guerra civil ha sido la izquierda, no la derecha impermeable.

Entre esperar al 2011 con una PCM como la de Del Castillo y una pica en Flandes como esperamos sea de alguna forma Yehude en el centro del poder, es preferible estar expectantes a condenar a priori; y si la condena llega, Yehude se habrá traicionado a sí mismo.

Alexandro Saco
12 10 2008


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