martes, 29 de junio de 2010
Aseguramiento universal?
El 2 de abril, a casi un año de establecida la ley marco de aseguramiento universal en salud (AUS), se publicó el reglamento de la norma que presenta algunos aspectos que necesitan ser aclarados o reorientados. Antes de señalar esas observaciones, es necesario conocer que el AUS a pesar de que viene siendo publicitado como automático para todos los peruanos, sólo se aplicará en zonas piloto: Ayacucho, Huancavelica y Apurimac, además de cinco espacios geográficos que incluyen Pachacutec en Ventanilla.
¿Menos coberturas en el SIS y EsSalud?
Hoy los afiliados al SIS reciben las atenciones contenidas en el Listado Priorizado de Intervenciones Sanitarias (LPIS) vigente desde el año 2007; a partir de la implementación del AUS los afiliados a éste recibirán las atenciones vía el SIS pero que estén contenidas en el Plan Esencial de Aseguramiento en Salud (PEAS). El problema es que el PEAS cubre una capa simple de atenciones que en casos como el cáncer de mama o de cuello uterino sólo llega hasta el diagnóstico; mientras el LPIS cubría una capa simple de atenciones pero también una compleja, que incluye el transplante renal de ser el caso.
Lo que puede explicar esto es se quiere presentar el AUS como un avance en relación a las coberturas sanitarias, pero este supuesto se basa en atender una capa simple y dejar de lado las atenciones complejas que son las más costosas. La preocupación se hace evidente, ya que en las regiones y zonas piloto del AUS, los ciudadanos que antes estaban afiliados al SIS, al pasar al AUS pederían el derecho adquirido a más complejas, lo cual es un retroceso.
El otro aspecto inquietante que se podría dar, se refiere a que el reglamento de la ley deja abierta la posibilidad de que EsSalud pueda optar de ahora en adelante por afiliar pero con el PEAS, paquete absolutamente limitado frente a la cobertura integral que EsSalud por lo menos en la teoría brinda. La preocupación emana debido a que teniendo en cuenta la lógica con que se viene manejando EsSalud, en la que la prioridad es contar con más ingresos para exhibir nuevos hospitales sin elevar necesariamente la calidad de la atención, su gestión podría optar por aplicar el AUS y brindar el PEAS, ya que éste cuesta mucho menos que la atención integral. Con ello se podrían ahondar diferencias en salud y establecer un precedente nefasto hacia abajo en EsSalud.
Dónde está el problema
Luego de un año de vigencia de la ley de AUS, se hace claro que ésta no ataca los temas de fondo para lograr el derecho a la salud: No cuenta con un financiamiento sostenible, sino que depende de la voluntad del MEF, que como sabemos ve a la salud como un gasto y no como una inversión; no impulsa la integración de los prestadores sanitarios manteniendo la fragmentación en la que se duplican esfuerzos burocráticos y sanitarios; no apunta a recuperar la rectoría que el MISNA debe tener sobre los prestadores de salud, manteniendo un estado de cosas en el que cada prestador hace lo que le conviene, como lo demuestran las mafias de transplantes de órganos en las que están involucradas varias clínicas o la expansión de los Hospitales de la Solidaridad sin ninguna posibilidad de control sobre éstos; no contiene una apuesta por mejorar las condiciones de los trabajadores de salud.
Por ello se hace claro que por más buena voluntad que las autoridades del MINSA tengan para ampliar el acceso a salud, el problema es más complejo y tiene que ver con dos aspectos clave. Uno es la lógica desde la cual el Estado asume su responsabilidad frente a la sociedad: el SIS y el AUS son reflejo de una lógica de protección social asistencialista, focalizada y residual en la que el Estado se limita a entregar un subsidio a los que el mercado excluye, y así evade su responsabilidad frente a toda la sociedad. El otro aspecto poco tan visible tiene que ver con los intereses que están detrás de que no se avance hacia una reforma realmente universalista y con integralidad en salud, ya que ello afectaría directamente a la industria de medicamentos y a las empresas de seguros nacionales o extrajeras que brindan paquetes de atenciones no integrales en los que el asegurado debe siempre asumir una parte de la atención.
Si no se logra establecer la lógica pública en salud y siguen primando intereses de mercado, será muy poco lo que se pueda hacer para llevar salud a la sociedad peruana. El Estado no debe sentirse satisfecho con un aseguramiento universal que en el papel y en la publicidad se ve bien y genera expectativas en la población; los gobiernos deben asumir que ningún proceso de desarrollo se logra sobre la base de un sistema sanitario que no tiene capacidad de respuesta para las demandas reales de salud; la salud no es un objeto de mercado como sí lo es un televisor, un reloj, una prenda de vestir. Ese es el tema de fondo y para ello hay que revertir un proceso que tiene años de irse construyendo.
Detalle: Desde la conformación del SIS se creó el Fondo Intangible Solidario en Salud (FISSAL), para derivar a éste las atenciones de alto costo o muy complejas. La realidad es que el FISSAL está en la bancarrota y ha sobrevivido estos años sólo con una donación de la SUNARP de unos3.5 millones de soles, por lo que sus funcionarios deben dedicarse a buscar el apoyo de grandes empresas o de otras instituciones del Estado. Este hecho refleja que el Estado ve a la salud como un asunto de caridad antes que de derechos.
Alexandro Saco
10 4 2010
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