martes, 16 de octubre de 2012

DEFENSA ANIMAL: DOS TEMAS

Se ha presentado al Congreso el proyecto de ley que prohíbe el maltrato animal, lo que en sí mismo es un avance para los que consideramos a los animales seres con dignidad y derechos. En contra dirán que se trata de una preocupación irrelevante para el desarrollo. El asunto es que la relación que una sociedad establece con los animales expresa cómo ésta se asume y representa. Si entendemos por desarrollo sólo lo que vemos en los PPT tecnocráticos repletos de datos inclusivos, nada que no sea indicadores, resultados y crecimiento será relevante.

Dirán además que perdemos el tiempo en perros vacas y gatos cuando niños y niñas se mueren de hambre, lo que evidenciará una creencia que es la que más daño le hace al planeta y al propio humano, el antropocentrismo: colocarnos como centro y fin de las cosas. Luego se recurrirá a desgastados argumentos y lugares comunes, utilizados hasta por los más atendibles opinadores. Preguntarán con qué autoridad moral se busca prohibir el maltrato si la mayoría de los que defendemos a los animales nos empujamos un churrasco. Veamos.
En relación al consumo de animales muertos y a la industria alimentaria, es cierto que estamos ante maltrato, violencia y crueldad, de las cuales debemos tratar de salir y aminorar, transitando a opciones como el consumo de alimentos animales no industrializados (alternativa hoy creciente en Lima). Abogar por la defensa animal, cuando se sigue consumiendo animales, implica asumir esa relativa contradicción; pero además es necesario entender que la penetración de alimentos industrializados está normalizada en la vida cotidiana. Entonces, para defender a los animales del maltrato no es necesario estar fuera del círculo de su consumo, sino tener conciencia de ello y hacer los esfuerzos individuales y colectivos para variarlo. Pero se exige ligeramente una puridad que no se observa en otros debates (*).
Otro asunto igual de manido que aparecerá: la fiesta brava es un arte. Se trata de una tradición, como tantas otras; endilgarle la categoría de arte es un antojo emanado de la atracción de algunos artistas e intelectuales hacia las corridas. El arte no necesita invadir otras voluntades vivas (animales) para lograrse, menos aun si éstas no expresan su voluntad. El arte deriva de y es un proceso creativo, no de un enfrentamiento; ni la música literatura poesía o pintura requieren mayor enfrentamiento que el que puede tener el creador consigo mismo, con consecuencias sólo personales. El toreo no encaja en la creatividad, a no ser que disminuyamos el ánimo artístico a las piruetas levantando el culo que el hombre enmallado de la estocada hace en la arena. Comprarnos el cuento del arte es igualar la incomparable creación artística con una tarde para la borrachera en la que el clímax es la sangre fluyendo del cuerpo del animal.
La necesidad de evitar el maltrato animal afectará otras tradiciones y prácticas que usan gallos, gatos, cóndores, perros, llamas. ¿Estamos en el momento de limitar una serie de situaciones que se dan en el país?, ¿existe la capacidad de supervisar el cumplimento de esta prohibición? La respuesta es relativa, como casi todo lo que tiene que ver con la normativa legal; ninguna ley es absoluta, unas buscan adecuarse a la realidad, otras como ésta evitar situaciones.
Es el viejo debate sobre hacer cosas para las que supuestamente no estamos preparados; en esa disyuntiva es preferible sostener que las limitaciones del Estado no deben ser motivo para dejar de establecer cuestiones de principio: aminorar la crueldad es una cuestión de principio, así como luchar contra el machismo sabiendo su incrustación en la sociedad.
Y así, podríamos ir al campo de la investigación que utiliza animales para buscar salvar humanos y nuevamente se acusará de incoherencia a la defensa animal. Pero, estoy convencido que ir hacia lógicas que aminoren el sufrimiento animal en general, así tengamos contradicciones y no podamos salir aún de situaciones igual de lacerantes, siempre será mejor que inmovilizarnos por presiones interesadas ingenuas o poseras que defienden atrocidades.
Las sociedades siempre deben enfrentar situaciones que devienen inaceptables y todo cambio es progresivo; las sociedades buscan incansables una mejor y más positiva convivencia, pero claro, mantienen rezagos y experimentan reflujos. Evitar el sufrimiento de otros es aceptar que no somos el centro del universo para desde la humildad que debe permitir la razón buscar ser equilibrados.
Somos evolución; pudo haber sido otra la especie que reine en la Tierra. Muy probablemente nuestra embriaguez provoque que otro animal nos suceda y hegemonice en un breve tiempo cósmico el planeta; ojalá eso se dé sin embadurnar de picante nuestros genitales y ojos y acuchillarnos la espalda para distracción de sus hijos.


* Traslademos la puridad a la defensa de los principios democráticos. ¿Deberíamos exigir que el Perú deje de comerciar con la dictadura china (que mata disidentes, los encarcela, no permite libertad de prensa, ejerce la tortura sistemáticamente, arrasa comunidades que obstaculizan algún proyecto, etc.) ya que la democracia allá no existe?; ¿pediremos anular el TLC con EEUU porque la invasión a Irak a matado a cientos de miles y Afganistán es un pandemonio? O acaso es posible criticar las políticas inaceptables de las potencias y convivir con ellas; como vemos, los absolutos no caben estas cuestiones.
Alexandro Saco 15 10 2012


No hay comentarios.: