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jueves, 20 de setiembre de 2007

Discursos y Entidad Hostil

El sábado 15 de septiembre muchos de los manifestantes que pedían el retiro de Irak fueron gaseados y electrocutados frente a la Casa Blanca. Luego en youtube se difundió el video en el que un estudiante es golpeado y electrocutado en una universidad de Florida donde John Kerry daba una conferencia; todo ese atropello por exigir explicaciones de la guerra en Irak y hablar sobre la secta skull and bones http://www.voltairenet.org/article133892.html de la que serían parte Bush y el propio Kerry. Eso, sumado a los execrables actos de abuso policial en EEUU que se pueden ver en internet.

Por su parte el Ministro de Exteriores galo Francés Fillon, antes de corregir sus palabras notificó al mundo que Francia se alinea con las intenciones del gobierno de los EEUU de someter a Irán si es necesario por la vía militar. Ya Sarkozi había dado muestra de su poca comprensión y manejo de los asuntos internacionales, y de su frivolidad al tomarse unas vacaciones ni bien llegado al Eliseo. Sumarse al discurso bushista aclara su ADN político.

Mientras tanto los medios informan que el gobierno de Israel ha declarado a Gaza Entidad Hostil, lo que supone la restricción de las provisiones que ingresan a esta zona diariamente, de ciento veinte a cincuenta camiones, limitándolas únicamente a lo que significa la ayuda humanitaria y creando una " nueva situación en el conflicto"; además se abre a posibilidad de cortar los servicios básicos si cohetes se siguen lanzado al territorio de Israel; Israel obvia que la consecuencia directa de esa reacción es la represión, la destrucción sistemática de las bases de un Estado Palestino y todas las demás situaciones que configuran una situación de limpieza étnica para que en unos años dadas "las nuevas condiciones se haga imposible la formación de un Estado palestino".

Si bien los tres casos tienen una dinámica propia, evidencian en distinto grado hasta qué punto el discurso puede trastocar la realidad. EEUU se jacta de ser la democracia, pero sus policías electrocutan y gasean a los disidentes políticos. La elección de Sarkozi en Francia aparentaba una nueva mirada hacia los valores nacionales, pero se convierte, en el campo internacional, en la continuidad de una alianza occidental que pretende consolidar su control energético destruyendo a las naciones que estén en el camino. Hasta el propio Greenspan en sus recientes memorias The age of turbulence: adventures in a New World, ha afirmado que lo de Irak es por puro petróleo. Aún así Sarkozi prefiere identificarse con un gobierno que deja a EEUU sumido en una crisis sin precedente.

Israel por su parte alude que los cohetes se siguen lanzando a pesar de que sus tropas se retiraron de Gaza hace un buen tiempo, pero no dice que esta franja es un lugar invivible, una prisión condenada a la extinción luego de cuarenta años de ocupación, uno de los horrores más graves del siglo XXI. Los gobiernos de Israel frente a la timidez de muchos países de Occidente se han adueñado de los términos en que ese conflicto se describe. Los palestinos son presentados casi como cavernícolas y la crítica frontal a las políticas israelíes se transforma en antisemitismo. A esas dos cuestiones es necesario hacer frente para despejar este debate en el que la destrucción de Palestina es la constante mayor.

Israel señala que su democracia permite que convivan en su sociedad todas las posiciones, o hasta el propio fallo de su Corte Suprema condenando la construcción de un trecho del muro; muro de cientos de kilómetros que separa pueblos palestinos de sus elementos mínimos de subsistencia. Pero ese indicador debe contrastarse a la luz de un análisis más profundo de aquella sociedad. Si Israel pretende trascender en su territorio no lo puede hacer sobre la base de la desaparición de Palestina, y esa intensión es lo que se distingue en la mayoría de sus decisiones gubernativas al respecto.

Los espacios de la cultura de libertad de estas tres naciones están en un peligro manifiesto, no por los enemigos externos a los que acusan de sus temores, sino por su incapacidad de procesar los necesarios cambios sociales que sus realidades les imponen. El caso de los EEUU es para no creerlo. El gobierno de Bush, del que hoy sus principales figuras se alejan como cuando el barco se hunde, es acaso lo peor que le ha sucedido al mundo en estas décadas. La acusación al fanatismo musulmán es un fácil expediente al que recurrir para ocultar sus problemas de fondo. De que existe un fanatismo musulmán no hay duda, como existe un fanatismo cristiano instalado en la Casa Blanca o en sectores de la iglesia y otros fanatismos validados por en el llamado orden mundial.

Los ciento cincuenta mil soldados son de EEUU y están enclavados en Medio Oriente. No es que haya ciento cincuenta mil combatientes musulmanes en EEUU o Europa destruyendo ciudades, ni que haya ocho mil israelíes en cárceles palestinas. No es que se haya encerrado a pueblos israelíes dentro de un muro, ni que centenas de ciudadanos de EEUU estén en una prisión de Irak sin un juicio justo y torturados. Es al revés. Y el mundo lo sabe pero no puede superar los discursos enclavados en ese sentido común. Es un deber intelectual desestructurar esos discursos, así uno termine siendo acusado de lo que fuere.

Sobre la realidad de Gaza
http://www.elpais.com/articulo/internacional/franja/sumerge/agujero/negro/
elpepuint/20070920elpepiint_4/Tes

Alexandro Saco
19 9 2007
http://www.radiosanborja.com/
http://www.forosalud.org.pe/