Datos: La UE prepara la expulsión de ocho millones de inmigrantes sin papeles. La próxima semana representantes de los 27 países cerrarían este acuerdo, impulsado por Sarkozy y Berlusconi. La norma fija en 6 meses, ampliables a 18, el plazo de detención de inmigrantes no legales, se posibilita también la detención de menores no acompañados. Berlusconi ha prometido "cerrar las fronteras y construir campos para identificar a los ciudadanos extranjeros…". Mientras el pos fascista Gianni Alemanno acaba de ganar la alcaldía de Roma. La imagen muestra el saludo fascista que muchos de sus seguidores expresaron el 28 de abril, día de la celebración de Alemanno y aniversario de la muerte de Mussolini.
De hecho los datos no representan a toda la UE, pero sí son un ángulo que evidencia un sentir que se viene regenerando. El pos fascismo se ubica entre lo latente y lo manifiesto, y en ciertas medidas y discursos su influencia es evidente. Desde ese punto de vista también debe ser observada la reunión ALCUE. Si bien Europa hoy aporta cierto matiz en las relaciones internacionales, ésta no puede desprenderse de las columnas de su mirada al mundo y de su propio devenir.
Latinoamérica está en capacidad de ayudar a la UE en lo relacionado a la convivencia pacífica, a la no discriminación y a evitar conflictos genocidas. Acá no se ha llegado a los extremos que Europa ha pasado; no se ha discriminado a los inmigrantes europeos que son parte de nuestra sociedad y los genocidios no son muy lejanos, a pesar de que la variedad de culturas es mayor o igual a la europea. Sabemos más que Europa de convivencia. Uno de los acuerdos de esta reunión debería ser que Latinoamérica instale Oficinas de Cooperación en la UE en las que desarrollemos programas que apoyen la convivencia social, basados en cómo enfocamos nuestra diversidad y en cómo hemos integrado a las olas de inmigrantes.
Las visiones del mundo en estas cumbres se auto limitan. Señalan buscar progreso priorizando un futuro incierto, cuando la actualidad es producto de la historia e imaginarios que se obvian. Desde Latinoamérica se presentan estos espacios como una bendición que nos permitirá comerciar más con los grandes mercados incrementando ingresos. Se trata de una visión opaca. Lo mínimo que Latinoamérica debe plantear es un debate político sobre el mundo de hoy, del que Europa es uno de los principales responsables. Una mirada desde la ALCUE hacia el mundo, para luego derivar en los temas técnicos que no requieren la presencia de los mandatarios; tanto así que Zarkosy y Brown evitan venir porque no tienen interlocutores válidos que valgan la pena dejar sus problemas internos.
Si hubiera algún debate planteado desde el discurso político, y no se presentara a Latinoamérica como una feria de artesanías en la que presidentes venden madera, piedras y telas y compran celulares, las consecuencias serían distintas. Basar la incidencia de la reunión ALCUE en mayores exportaciones es irresponsable. Le toca a Latinoamérica como actor global y no como estrellita individual de las clasificadoras de riesgo, plantear miradas sobre un orden planetario y no sumarse a la perspectiva que ha producido lo que hoy tenemos. La potencialidad de nuestra región está siendo relegada por nuestros funcionarios que no ven el mundo como un espacio de confrontación continua sino como uno de favores a los países aplicados.
Instituciones y gobiernos de la UE apoyan el desarrollo social en la región, lo cual vale. De lo que se trata es de proponer e ir ganando la agenda de intercambio no sólo comercial sino cultural y político. Y eso no es responsabilidad de la UE, sino de nuestros pálidos representantes. De los tres ejes de la reunión ALCUE: Diálogo político, Refuerzo de las relaciones comerciales y Cooperación para el desarrollo, el primero no logrará avances porque no hay propuesta integral. En el segundo y el tercero imagino ciertos funcionarios privados y estatales vendiendo productos y proyectos.
El gobierno ha declarado feriados los días de la reunión, no existiendo ninguna justificación para tal despropósito, ni siquiera que los peruanos veamos los debates clave en vivo porque García ha anunciado que no se trasmitirán esas sesiones. Preparan al país para recibir con banderitas a los visitantes, pero alejan hechos como el neo fascismo que recorre la UE y han relegado el debate porque no presentan propuesta política para discutir. Un dialogo requiere una posición crítica y constructiva recordando las sombras que la UE proyecta, y no sólo pedir tratados comerciales en reuniones que siguen reflejando mentalidades que son continuidad lo que ha producido la historia.
De hecho los datos no representan a toda la UE, pero sí son un ángulo que evidencia un sentir que se viene regenerando. El pos fascismo se ubica entre lo latente y lo manifiesto, y en ciertas medidas y discursos su influencia es evidente. Desde ese punto de vista también debe ser observada la reunión ALCUE. Si bien Europa hoy aporta cierto matiz en las relaciones internacionales, ésta no puede desprenderse de las columnas de su mirada al mundo y de su propio devenir.
Latinoamérica está en capacidad de ayudar a la UE en lo relacionado a la convivencia pacífica, a la no discriminación y a evitar conflictos genocidas. Acá no se ha llegado a los extremos que Europa ha pasado; no se ha discriminado a los inmigrantes europeos que son parte de nuestra sociedad y los genocidios no son muy lejanos, a pesar de que la variedad de culturas es mayor o igual a la europea. Sabemos más que Europa de convivencia. Uno de los acuerdos de esta reunión debería ser que Latinoamérica instale Oficinas de Cooperación en la UE en las que desarrollemos programas que apoyen la convivencia social, basados en cómo enfocamos nuestra diversidad y en cómo hemos integrado a las olas de inmigrantes.
Las visiones del mundo en estas cumbres se auto limitan. Señalan buscar progreso priorizando un futuro incierto, cuando la actualidad es producto de la historia e imaginarios que se obvian. Desde Latinoamérica se presentan estos espacios como una bendición que nos permitirá comerciar más con los grandes mercados incrementando ingresos. Se trata de una visión opaca. Lo mínimo que Latinoamérica debe plantear es un debate político sobre el mundo de hoy, del que Europa es uno de los principales responsables. Una mirada desde la ALCUE hacia el mundo, para luego derivar en los temas técnicos que no requieren la presencia de los mandatarios; tanto así que Zarkosy y Brown evitan venir porque no tienen interlocutores válidos que valgan la pena dejar sus problemas internos.
Si hubiera algún debate planteado desde el discurso político, y no se presentara a Latinoamérica como una feria de artesanías en la que presidentes venden madera, piedras y telas y compran celulares, las consecuencias serían distintas. Basar la incidencia de la reunión ALCUE en mayores exportaciones es irresponsable. Le toca a Latinoamérica como actor global y no como estrellita individual de las clasificadoras de riesgo, plantear miradas sobre un orden planetario y no sumarse a la perspectiva que ha producido lo que hoy tenemos. La potencialidad de nuestra región está siendo relegada por nuestros funcionarios que no ven el mundo como un espacio de confrontación continua sino como uno de favores a los países aplicados.
Instituciones y gobiernos de la UE apoyan el desarrollo social en la región, lo cual vale. De lo que se trata es de proponer e ir ganando la agenda de intercambio no sólo comercial sino cultural y político. Y eso no es responsabilidad de la UE, sino de nuestros pálidos representantes. De los tres ejes de la reunión ALCUE: Diálogo político, Refuerzo de las relaciones comerciales y Cooperación para el desarrollo, el primero no logrará avances porque no hay propuesta integral. En el segundo y el tercero imagino ciertos funcionarios privados y estatales vendiendo productos y proyectos.
El gobierno ha declarado feriados los días de la reunión, no existiendo ninguna justificación para tal despropósito, ni siquiera que los peruanos veamos los debates clave en vivo porque García ha anunciado que no se trasmitirán esas sesiones. Preparan al país para recibir con banderitas a los visitantes, pero alejan hechos como el neo fascismo que recorre la UE y han relegado el debate porque no presentan propuesta política para discutir. Un dialogo requiere una posición crítica y constructiva recordando las sombras que la UE proyecta, y no sólo pedir tratados comerciales en reuniones que siguen reflejando mentalidades que son continuidad lo que ha producido la historia.
Imagen El País, lunes 28 de abril Roma.
Alexandro Saco
4 5 2008