Para Ideele radio
El sexo, en la mayoría de medios de comunicación aparece cuando se trata de festejar el escándalo. La semana pasada hemos visto cómo la comunicación pierde el sentido y se entrega al festín de acosadores o supuestas violaciones. Pero no importa, siempre habrá portada que resista y programas que pongan el micrófono en boca de alguien para que recuerde al acosador. Así, el sexo se identifica en la suciedad del juez, en la facilidad de la TV señalar.
Pero el sexo es parte de una vida sana. El enfoque que la comunicación nacional le da, más allá de los últimos casos, es medieval y caníbal, porque entre los medios se desagarran para obtener la declaración más oscura. El sexo y su libertad sólo debe respetar un principio básico: la autonomía de la voluntad. Es decir respetar lo que a una, dos, tres, cuatro o cinco personas decidan hacer, independientemente de su opción sexual, siempre que lo hagan libremente.
La sexualidad y su ejercicio son la ventana que tenemos más cerca para liberarnos, para ser parte de ese universo al que no comprendemos aún. Echar sobre esa posibilidad un manto de dudas, temores, castigos y complejos, es atentar contra la libertad y las sensaciones que la naturaleza nos ha entregado.
En ese contexto, no hay motivo para que nuestros niños y adolescentes no reciban una educación sexual idónea, en la que la sexualidad sea analizada desde su enorme poder creador. No hay razón para que niños y jóvenes a los que se les oriente sobre las implicancias de su sexualidad, hagan de ésta algo peor de lo que es ahora. Porque hoy, en la mayoría de los casos, lo que aprenden del sexo es en la esquina, en la internet o en la iglesia.
A pesar de eso, hay algunos medios de comunicación que se están preocupando por tratar el tema sanamente. Pero la avalancha es incontenible cuando en una figura pública asoma la posibilidad de introducir el morbo. O no recordamos las barbaridades que se dijeron acerca de Beatriz Merino y su opción sexual. La comprobación es clara. El conservadurismo seguirá creciendo mientras la comunicación le haga el juego presentando la sexualidad y el placer principalmente como algo oscuro. A ello, hay que oponer la libertad y la información adecuada.
Alexandro Saco
8 10 2007
www.radiosanborja.com
Pero el sexo es parte de una vida sana. El enfoque que la comunicación nacional le da, más allá de los últimos casos, es medieval y caníbal, porque entre los medios se desagarran para obtener la declaración más oscura. El sexo y su libertad sólo debe respetar un principio básico: la autonomía de la voluntad. Es decir respetar lo que a una, dos, tres, cuatro o cinco personas decidan hacer, independientemente de su opción sexual, siempre que lo hagan libremente.
La sexualidad y su ejercicio son la ventana que tenemos más cerca para liberarnos, para ser parte de ese universo al que no comprendemos aún. Echar sobre esa posibilidad un manto de dudas, temores, castigos y complejos, es atentar contra la libertad y las sensaciones que la naturaleza nos ha entregado.
En ese contexto, no hay motivo para que nuestros niños y adolescentes no reciban una educación sexual idónea, en la que la sexualidad sea analizada desde su enorme poder creador. No hay razón para que niños y jóvenes a los que se les oriente sobre las implicancias de su sexualidad, hagan de ésta algo peor de lo que es ahora. Porque hoy, en la mayoría de los casos, lo que aprenden del sexo es en la esquina, en la internet o en la iglesia.
A pesar de eso, hay algunos medios de comunicación que se están preocupando por tratar el tema sanamente. Pero la avalancha es incontenible cuando en una figura pública asoma la posibilidad de introducir el morbo. O no recordamos las barbaridades que se dijeron acerca de Beatriz Merino y su opción sexual. La comprobación es clara. El conservadurismo seguirá creciendo mientras la comunicación le haga el juego presentando la sexualidad y el placer principalmente como algo oscuro. A ello, hay que oponer la libertad y la información adecuada.
Alexandro Saco
8 10 2007
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