A propósito del artículo de Gustavo Gorriti: Guerrilleros o terroristas
Para combatir lo que se define como terrorismo, hay que hacer varios deslindes, algunos semánticos, otros políticos y otros que describan el accionar de los que participan en un conflicto. Gustavo Gorriti en su artículo Guerrilleros y terroristas de Caretas 2032 contribuye a este debate necesario. Una de las consideraciones clave es la que señala que una guerrilla no deja de serlo por cometer actos terroristas, y añade que la guerrilla es un método de guerra y el terrorismo otro. Aunque el sentido común vea en la guerrilla algo romántico y en el terrorismo algo mountruoso, de lo que se trata es de que estas descripciones no anulen la capacidad de analizar los hechos que las generan; más aun ahora que la palabra terrorismo es usada sin el menor cuidado.
Varios pensadores interpretan que la utilización global y local que se da al uso de la palabra, es ya parte del paisaje informativo e ideológico y que justamente hay que desprenderse de esa corriente para clarificar la discusión. Es más, Gorriti señala sobre el caso de los rebeldes rusos del Narodnaya Volya del siglo XIX lo siguiente: la opción a favor del terror se tomó por razones antes morales que prácticas. Tema que abre toda una posibilidad de interpretaciones para los movimientos y actos que hoy son catalogados a priori y únicamente como terroristas.
Señala Gorriti sobre el uso político que se le da a la descripción como guerrilla o como terrorismo de ciertas acciones: El problema es que este tipo de banderías semánticas mezcla y confunde la descripción con el exorcismo, empaña la capacidad de describir, de discriminar, analizar, y en consecuencia, comprender, y termina involuntariamente – al remplazar descripción por propaganda – jugando a favor de aquello que proclama combatir. Traslademos este párrafo absolutamente claro a otras realidades y veamos si estamos preparados para el debate.
Primero vayamos al caso de Hamas y su guerra con el Estado de Israel. Este caso es paradigmático en el uso de la palabra terrorismo y de cómo se presenta a una de las partes al mundo. Así como se puede ser guerrilla y cometer actos de terror, en el caso de Hamas podemos hablar de una resistencia que desde el punto de vista no islamista comete actos terroristas. Por eso calificarlo sólo como terrorista impide ahondar en las causas y posibles soluciones entre Hamas e Israel. Hamas no deja de ser un movimiento básicamente de resistencia así cometa actos de terror; su origen y su historia explican mejor esa afirmación.
Avancemos algo más. Hamas señala que los actos de terrorismo provienen del Estado de Israel, y no le falta razón si es que aceptamos la definición de terrorismo normalizada: actos violentos que producen terror, no discriminan a civiles y son usados con fines políticos. Es obvio que una contabilidad somera del conflicto palestino israelí y de las condiciones de Gaza y Cisjordania, hacen ver que el Estado israelí comete actos de terrorismo, debido a que indiscriminadamente afecta la psicología, vida y salud de civiles palestinos. Eso sin analizar otras situaciones que en las proporciones de las acciones, control, expansión y condiciones de la ocupación se aprecian nítidamente.
Así como se afirma que un movimiento puede se guerrillero y a la vez terrorista, también podemos afirmar que varios estados en el mundo pueden buscar una supuesta seguridad pero a la vez valerse del terror. Y eso lleva a preguntarnos si así como una guerrilla que aplica el terror no deja de ser guerrilla, ¿un Estado o una democracia que aplica el terror deja o no de ser democracia? La respuesta no es clara y casos hay varios. El de EEUU en Irak o Afganistán es evidente. El sentido común señala que EEUU es una democracia, y mantiene fundamentos de ésta que la revitalizan. Pero apelando a la noción de seguridad, tan inflada en el último cuarto del siglo XX y en los inicios de este, riega por los territorios que ocupa actos de terror indiscutible. Los reportes de masacres en Afganistán e Irak demuestran eso, y las excusas sostenidas para relativizarlos son pueriles.
Es urgente hablar sobre terrorismo, guerrilla, resistencia y terrorismo desde el Estado, justamente para, como dice Gorriti, comprendiendo bien lo que un problema representa, tener las mejores posibilidades de resolverlo. Estos problemas semánticos y su utilización política no son temas únicamente peruanos, latinoamericanos o africanos, involucran a estados y gobiernos clave en el derrotero del mundo. Si es que en realidad estamos preparados para ahondar en el asunto, dejando de lado lo que no sea objetivo, tendremos la oportunidad de desmontar al terrorismo, no sólo como acción, sino como concepto en sí mismo, ya que hoy es un arma para la lucha ideológica, política y energética que se está produciendo el mundo.
Alexandro Saco
22 6 2008
Para combatir lo que se define como terrorismo, hay que hacer varios deslindes, algunos semánticos, otros políticos y otros que describan el accionar de los que participan en un conflicto. Gustavo Gorriti en su artículo Guerrilleros y terroristas de Caretas 2032 contribuye a este debate necesario. Una de las consideraciones clave es la que señala que una guerrilla no deja de serlo por cometer actos terroristas, y añade que la guerrilla es un método de guerra y el terrorismo otro. Aunque el sentido común vea en la guerrilla algo romántico y en el terrorismo algo mountruoso, de lo que se trata es de que estas descripciones no anulen la capacidad de analizar los hechos que las generan; más aun ahora que la palabra terrorismo es usada sin el menor cuidado.
Varios pensadores interpretan que la utilización global y local que se da al uso de la palabra, es ya parte del paisaje informativo e ideológico y que justamente hay que desprenderse de esa corriente para clarificar la discusión. Es más, Gorriti señala sobre el caso de los rebeldes rusos del Narodnaya Volya del siglo XIX lo siguiente: la opción a favor del terror se tomó por razones antes morales que prácticas. Tema que abre toda una posibilidad de interpretaciones para los movimientos y actos que hoy son catalogados a priori y únicamente como terroristas.
Señala Gorriti sobre el uso político que se le da a la descripción como guerrilla o como terrorismo de ciertas acciones: El problema es que este tipo de banderías semánticas mezcla y confunde la descripción con el exorcismo, empaña la capacidad de describir, de discriminar, analizar, y en consecuencia, comprender, y termina involuntariamente – al remplazar descripción por propaganda – jugando a favor de aquello que proclama combatir. Traslademos este párrafo absolutamente claro a otras realidades y veamos si estamos preparados para el debate.
Primero vayamos al caso de Hamas y su guerra con el Estado de Israel. Este caso es paradigmático en el uso de la palabra terrorismo y de cómo se presenta a una de las partes al mundo. Así como se puede ser guerrilla y cometer actos de terror, en el caso de Hamas podemos hablar de una resistencia que desde el punto de vista no islamista comete actos terroristas. Por eso calificarlo sólo como terrorista impide ahondar en las causas y posibles soluciones entre Hamas e Israel. Hamas no deja de ser un movimiento básicamente de resistencia así cometa actos de terror; su origen y su historia explican mejor esa afirmación.
Avancemos algo más. Hamas señala que los actos de terrorismo provienen del Estado de Israel, y no le falta razón si es que aceptamos la definición de terrorismo normalizada: actos violentos que producen terror, no discriminan a civiles y son usados con fines políticos. Es obvio que una contabilidad somera del conflicto palestino israelí y de las condiciones de Gaza y Cisjordania, hacen ver que el Estado israelí comete actos de terrorismo, debido a que indiscriminadamente afecta la psicología, vida y salud de civiles palestinos. Eso sin analizar otras situaciones que en las proporciones de las acciones, control, expansión y condiciones de la ocupación se aprecian nítidamente.
Así como se afirma que un movimiento puede se guerrillero y a la vez terrorista, también podemos afirmar que varios estados en el mundo pueden buscar una supuesta seguridad pero a la vez valerse del terror. Y eso lleva a preguntarnos si así como una guerrilla que aplica el terror no deja de ser guerrilla, ¿un Estado o una democracia que aplica el terror deja o no de ser democracia? La respuesta no es clara y casos hay varios. El de EEUU en Irak o Afganistán es evidente. El sentido común señala que EEUU es una democracia, y mantiene fundamentos de ésta que la revitalizan. Pero apelando a la noción de seguridad, tan inflada en el último cuarto del siglo XX y en los inicios de este, riega por los territorios que ocupa actos de terror indiscutible. Los reportes de masacres en Afganistán e Irak demuestran eso, y las excusas sostenidas para relativizarlos son pueriles.
Es urgente hablar sobre terrorismo, guerrilla, resistencia y terrorismo desde el Estado, justamente para, como dice Gorriti, comprendiendo bien lo que un problema representa, tener las mejores posibilidades de resolverlo. Estos problemas semánticos y su utilización política no son temas únicamente peruanos, latinoamericanos o africanos, involucran a estados y gobiernos clave en el derrotero del mundo. Si es que en realidad estamos preparados para ahondar en el asunto, dejando de lado lo que no sea objetivo, tendremos la oportunidad de desmontar al terrorismo, no sólo como acción, sino como concepto en sí mismo, ya que hoy es un arma para la lucha ideológica, política y energética que se está produciendo el mundo.
Alexandro Saco
22 6 2008
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