domingo, 30 de junio de 2013

IZQUIERDAS: APUNTES A ANTONIO ZAPATA, ROL DEL ESTADO Y CAPITALISMO POPULAR


La crítica a la conformación del Frente de Izquierda expresada por Antonio Zapata el 26 de junio en La República es atendible. Revisemos algunas de las ideas expuestas: “necesitamos una izquierda para el periodo neoliberal que junto a la gran inversión ha contemplado el auge del capitalismo popular”.

Sobre la gran inversión

La efervescencia del mercado en la sociedad se produce en todos sus niveles, aunque con distintas lógicas y factores. No son lo mismo el accionar y los alcances de una gran inversión que los de una empresa pequeña o familiar. Eso implica tener respuestas diferenciadas en los órdenes que se requiera. A riesgo de simplificar, en el alcance de las grandes inversiones y/o empresas que brindan servicios relacionados a derechos humanos, un primer paso sería diferenciar la naturaleza de las relaciones que están en juego.

Veamos la salud y su relación con el mercado. Los usuarios de los servicios que sirven para lograr el acceso a este derecho humano (sin duda la salud es un derecho humano) no cuentan con una instancia definida que resuelva sus reclamos o que asuma la defensa del usuario como corresponde al Estado en una relación dispar. Así, tenemos un órgano como INDECOPI que en la práctica resuelve disputas de salud entre empresas y usuarios; pero además contamos con una Superintendencia de Aseguramiento en Salud (SUNASA) que debería ser la que asuma esta responsabilidad; las funciones de ambas se cruzan.

En ese contexto, para avanzar en una adecuada relación entre inversión y servicios, se hace necesario que el Estado determine que las relaciones derivadas de servicios privados relacionados a derechos humanos sean resueltas no en la instancia que ve temas de mercado, sino en la que resuelve temas de afectación de derechos. Así, correspondería a la instancia reguladora de la salud resolver los asuntos derivados de una relación de salud, y no a una instancia que ve temas mercantiles resolver sobre un derecho humano.

La aspiración de justicia social, si bien pasa por la idónea distribución de la riqueza, también requiere contar con mecanismos que garanticen que las relaciones en el mercado sean, en la medida de lo posible, lo más justas posibles, cuando éstas se dan en temas sustanciales a la condición de ser humano. Si bien la expansión del mercado y la precariedad del Estado han llevado a que los negocios se extiendan en distintos campos, es necesaria la diferenciación de la naturaleza de las cosas que están en juego; de lo contrario llegamos a extremos como el revelado en la investigación de El Comercio sobre los ensayos clínicos: pacientes para experimentar a cambio de miles de dólares para los médicos.

Sobre el auge del capitalismo popular

Estamos frente a uno de los fenómenos que más a dinamizado la economía y la sociedad en los últimos lustros. Es cierto, las clases populares sobre todo urbanas han abrazado una lógica del capitalismo entremezclada con los rasgos de nuestras culturas y han generado mercados ahí donde parecía inimaginable. Habría que fortalecer esa vitalidad orientándola hacia la generación no solo reproducción del capital, sino de seguridad social para evitar empobrecimiento y dependencia.

Observando las evidencias de desprotección social en salud o pensiones y la limitada formación educativa, se requiere fortalecer o recrear sistemas de soporte para ese capitalismo popular. Es decir, la gente no debe seguir trabajando para el día a día, sino que sus aportes indirectos a la caja fiscal deben revertir en servicios públicos adecuados de acceso libre, es decir sin gasto de bolsillo; eliminando noción de gratuidad, ya que todos pagamos los servicios que el Estado finalmente nos devuelve.

Esa reorientación estatal se liga directamente con la identificación del “enemigo que la coalición popular que se busca construir” desde la izquierda, que según Zapata sería el “Estado corrupto, normalmente servicial con el poderoso y abusivo con el pobre”. Será el Estado el único enemigo? Como representación social el Estado no debería ser enemigo o amigo, sino cumplir su rol. Pero sucede que ese Estado es precario, se somete al poderoso o funciona por inercia. Ese Estado debe ser reestructurado, no desde la lógica reformista neoliberal de eficiencia, sino desde una apuesta por lo que debe brindar a la población. Y así llegamos a una de las discusiones de fondo, el sentido del Estado: garantizar los derechos reconocidos, no sólo para supervisar al mercado (cosa que también debe hacer), sino para concretarlos.

Ver al Estado sólo como el enemigo y por ende único responsable de la situación actual, es algo reduccionista; siguiendo ese razonamiento podríamos derivar en la irresponsabilidad de los actores que trasgreden las normas o presionan por beneficios indebidos, obviando que en buena medida el Estado está infiltrado en sus altos niveles por agentes del capital, situación que afecta transversalmente sus responsabilidades.

En todo caso, la innovación exigida en la crítica atendible de Zapata pasa por encontrar un equilibrio entre la potencia del mercado en todos sus niveles y la responsabilidad del Estado. Hoy esa responsabilidad está en 50 puntos mientras que la potencia del mercado anda en 500.

Alexandro Saco

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