Levitsky confunde matemáticas con
política. En su artículo En defensa del Frente Amplio, asume que los resultados
electorales de 2006, en los que tres partidos de izquierda no superaron el 1%,
son en factor para medir la capacidad de atraer votos. Olvida que la propuesta apoyada
en esa elección por la mitad del país fue más radical que la de la izquierda
electoral. El problema no son los sellos partidarios, sino las corrientes que pueden
derivar en descalabros o aciertos. En el Perú de 2016 habrá espacio, como lo ha
habido en los últimos veinte años, para una propuesta alternativa; la única
visible ahora es la del Frente Amplio (FA).
La irrelevancia electoral que Levitsky
y otros atribuyen a la corriente de izquierda, además de ser relativa, no es
irrelevancia en el debate de las ideas y de las propuestas. Es la corriente de
izquierda la que ha enfrentado (con mayor o menor éxito) al ejercito neoliberal
que cuenta con armas de todo tipo y logra transformaciones políticas a gusto
del cliente (desde 1990 todos los gobiernos terminan siendo lo mismo); y a
pesar de haberlo hecho con una centésima parte de los recursos con los que
cuenta la derecha, ha logrado instalar la disputa, que en elecciones ha tenido
expresión en votos.
Afirma Levitsky que el FA carece
de base social. Veamos; dejando de lado las organizaciones religiosas, la base
social políticamente activa más relevante en el país la conforma el movimiento
de derechos humanos/reivindicativo/social en sentido amplio, que fue decisivo
para detener el intento fujimorista de retornar al poder. Sí, seguro el polito
blanco y la cara de mosca muerta de Ollanta hicieron lo suyo; pero a la hora de
la calle y del debate, que son fuentes insustituibles de la política, ahí estuvo
esa base social que el analista desconoce.
No se trata sólo de “movimientos
de protesta en algunas provincias”, sino de actores en el aparato estatal, en gremios
educativos o de la salud, en defensa del ambiente, en la diversa sociedad
organizada y sus luchas, que desde una apuesta por variar el modelo, se activan
a veces coordinadamente ante los embates del Estado empresarial/conservador. Esta
base social movilizable, no la tienen las otras corrientes políticas; visto de
forma inversa, la base social con mayor identidad está del lado del FA.
Además afirma Leviksky que el
otro gran problema del FA es que “carece de líderes con capacidad electoral”. ¿Acaso
Fujimori, Toledo o Humala a tres años de su primera elección fueron líderes con
capacidad electoral? Simplemente no existían. El liderazgo político en nuestro
país es un enigma. Acá la elección la puede ganar un mequetrefe sin
convicciones o un corrupto, y la presidencia puede estar negada para el cuadro más
formado en la institucionalidad política como Lourdes Flores. Afirmar que no
hay líderes electorales en la izquierda o en general a tres a tres años de la
votación es irrelevante.
Levitsky y toda la derecha
concluyen en que uno de los posibles candidatos, Marco Arana, no está para “las
grandes ligas” porque osó hablar de socialismo; la entrevista en El Comercio es
“la evidencia” de incapacidad electoral. Habría que decir que una cosa es una
entrevista, y otra tener al frente a gente que no hace más que repetir el evangelio
neoliberal. La prensa de derecha con su libreto, antes que entrevistas producen
sesiones de bullying mediático de las que obtienen respuestas forzadas; ¿recuerdan
cómo la prensa perseguía a Ollanta cual delincuente por las calles de Lima o la
emboscada Aldo/Lucar, y a algunos que lo humanizaron que fueron expectorados?
Más allá de los sesgos y su matemática
política, el artículo de Levitsky refiere otros asuntos a discutir, como el
cansancio frente a los emblemas y retórica izquierdista, o la dificultad de
afinar un programa entre marxistas, social demócratas, verdes, libertarios, comunistas
y la diversidad de reivindicaciones/demandas que fluyen como ríos sin delta a
la vista; cierto, existe una gran riesgo en la apuesta. Pero no obviemos que una
de las razones del rechazo al FA se da por pretender construir algo distinto (cosa
que ningún otro grupo propone), en donde la apertura a los no partidarizados es
un gesto a materializar. Las proyecciones de los escenarios de maduración del
FA presentadas por Levitsky son también atendibles.
Lo que la mayoría de análisis
obvian, es que así el FA esté hoy conducido por figuras de larga trayectoria, existe
una renovación generacional que está participando en las disputas políticas como
el NO a la revocatoria o la campaña contra el fujimorismo en 2011. Esa realidad
no se quiere ver, y se opta por enfocar las caras conocidas. Que esos nuevos
cuadros en la mayoría de casos defiendan una firme apuesta por el cambio en las
lógicas de desarrollo y no sólo por matizar el modelo, es lo que no gusta y se pretende
invisibilizar.
Alexandro Saco
1 comentario:
BUEN ANALISIS.EL COMERCIO YA NO REPRESENTA UNA PLATAFORMA DE INDEPENDENCIA SINO DE ABIERTA VINCULACIÓN CON LA RANCIA DERECHA POLITICA Y ECONOMICA.LEVITSKY SE HA PRESTADO AL AJEDREZ CUYAS FICHAS
BUSCAN DESALENTAR LOS PASOS DEL
FRENTE AMPLIO.
LUIS
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